lunes, 20 de abril de 2015

La Vanguardia, Edición del viernes, 12 octubre 1928, página 21

Esta mañana ha ocurrido una lamentable desgracia. Josefa Suana, de cincuenta y cinco años de edad, habitante en la calle de Torrella, num. 32, fue, a las once, a una tienda vecina a efectuar algunas compras, dejando jugando en el patio a su nieto Pedro Carreras Camprubí, niño de veintiocho meses.

Al regresar y no ver al niño allí donde lo había dejado, y no hallándolo en ningún sitio de la casa, volvió al patio, notando con temor que había una silla arrimada al lavadero. Se asomó a él, viendo, con la desesperación consiguiente, a su nieto dentro del agua. A los gritos de la abuela acudieron varios vecinos, y luego los médicos señores García Treviño, Cistaré y Trinchería, los cuales prestaron sus auxilios al pobre niño, los que resultaron completamente inútiles.

En el lugar del suceso comparecieron la guardia municipal y el señor juez de instrucción, quien ordenó el levantamiento del cadáver.

El infeliz niño era hijo de don Francisco Carreras, conserje de la Unión Patriótica de esta ciudad,

—C.


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