El inmenso porvenir económico de la Revolución española.
El camarada Diego A. de
Santillán, consejero de Economía de la Generalidad de Cataluña, nos hablaba
ayer del inmenso porvenir económico de la España revolucionaria y decía,
"que teniendo Cataluña una fantástica riqueza hidráulica que podría
proporcionamos fuerza motriz, hemos estado aferrados al empleo del carbón, que
nos cuesta mucho más caro que aquella fuerza". Por este hecho, el Gobierno
de la Generalidad se ocupa con gran interés de la electrificación rápida de
nuestros ferrocarriles y, según nuestro camarada consejero, no tardarán en
funcionar, electrificado, el servicio que va hasta Garraf, y se trabaja
asimismo para electrificar la empinada cuesta que conduce a Lérida.
Siendo España una nación
inmensamente rica por su propio subsuelo, hemos tenido que contemplar con verdadera
pena su estancamiento progresivo dado que los Reyes Católicos se entregaron al
fanatismo religioso, pues está demostrado, con toda ciase de estadísticas, que
cuando sube en un país el barómetro de la preponderancia religiosa, disminuye
la natalidad de una nación como consecuencia absorbente de su riqueza en manos
del clero y la paralización de las actividades individuales por la influencia
de esta misma doctrina nefasta, aconsejando desde los pulpitos que la
"felicidad está allá en el cielo y no en la tierra". Por estas
teorías retardatarias y mantenidas por la fuerza, desde el afio 1492 hasta el
16 de Julio de 1936, España no ha podido salir de su rutina industrial y
comercial, y es ahora cuando la Revolución se preocupa del bienestar del pueblo
y flotan en el ambiente las ideas con toda claridad expuestas ayer como parte
del programa inmenso de reconstrucción nacional por nuestro camarada Diego A.
de Santillán.
Nosotros somos partidarios de
establecer en España, una entidad de carácter oficial que recoja todas las
sugerencias de los ciudadanos estudiosos para canalizar la posibilidad de ser
llevadas a la práctica y que los inventores no tengan en el futuro que llamar
de puerta en puerta, como tuvo que hacer Cristóbal Colón para ofrecer un nuevo
mundo a la antigua Iberia. En pocos días, se han hecho pruebas para aprovechar
el gas del carbón vegetal y dedicar este subproducto para finalidades de
trasporte, con muy buenos resultados. En Tarrasa, se presentaron muestras de
retama (ginesta) trasformada, con poco costo, en mantas para el ejército y en
cortes de traje, con un acabado perfecto, economizando millones de pesetas
anuales, en sustitución del yute inglés. Se tiran también, todos los años, en
la provincia de Levante, centenares de toneladas de cáscara de naranja, cuando
podrían convertirse, bien exprimidas y manipuladas, en madera excelente para la
fabricación de muebles de gusto de todas clases, y, además, obtener, por cada
dos mil kilos de naranjas elaboradas, ocho o diez kilos de esencia de naranja,
sesenta u ocho litros de alcohol, más doscientos o trescientos kilos de melazas
y diez o veinte kilos de aceite de naranja, y, por último, unos trescientos
kilos de citrolita en chapas para muebles y aislantes eléctricos. Por eso propugnamos
por la creación rápida de una entidad que canalice todas estas maravillosas
ideas y las lleve a la práctica como punto de partida del resurgimiento
económico de la España proletaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario