martes, 16 de agosto de 2016

La Vanguardia, Edición del martes, 03 noviembre 1931, página 8

EL MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA EN TARRASA

Recepción

El domingo efectuó su anunciada visita a Tarrasa el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, don Marcelino Domingo, a cuya ciudad llegó en automóvil a las diez de la mañana, siendo recibido por las autoridades y el pueblo en masa, que le tributó una ovación.

A las diez y media se celebró en el Ayuntamiento una recepción en su honor a la que asistieron, entre otras personalidades, el gobernador civil señor Anguera de Sojo, el consejero de la Generalidad señor Gassol, el juez de primera instancia e instrucción don Ángel León, el teniente coronel de la guarnición señor Garrido del Oro, el alcalde de Tarrasa don Avelino Estranger con todo el Ayuntamiento y gran número de representaciones de entidades y corporaciones.

El alcalde señor Estranger dio la bienvenida al ministro, expresándole el más afectuoso saludo, en nombre de Tarrasa que, dijo, se consideraba muy honrada por su presencia en tan industrial población.

El señor Domingo contestó con afectuosas frases, agradeciendo el saludo y expresando su afecto a la ciudad, dedicando después grandes elogios a Tarrasa y especialmente a sus instituciones culturales, algunas de ellas como la Escuela Superior del Trabajo, que, dijo, tanto honran a Cataluña y a la República Española. El ministro fue muy aplaudido.

En la Escuela Industrial

Terminada la recepción, el ministro y las demás autoridades se trasladaron en automóvil a la Escuela Industrial.

Al paso del ministro por las calles de Tarrasa, las ovaciones y manifestaciones de afecto, se sucedían sin cesar.

En la Escuela Industrial don Marcelino Domingo, fue recibido por el director don Daniel Blanchard, por todo el profesorado y por el Patronato local de Información profesional; el señor Masó Llorens, el teniente de alcalde delegado de Cultura señor Camí Esteve, don Ramón. Sala en representación de los maestros nacionales; el director de las Escuelas de Artes y Oficios del Ayuntamiento, don Santiago Morera; el inspector de Trabajo en el distrito de Tarrasa señor Pérez Onduvilla y numerosas representaciones culturales.

El ministro y sus acompañantes visitaron detenidamente las diversas dependencias de la Escuela, expresando al señor Domingo en la sección de Hilados, el señor Blanchard, su satisfacción y la de la Escuela, por que ésta haya pasado a depender del ministerio de Instrucción pública.

Terminada la visita, el ministro dirigió la palabra a los asistentes, haciendo resaltar la impresión que le había causado dos aspectos de la misma: el mérito excepcional del profesorado y la meritoria obra que lleva a cabo el Ayuntamiento de Tarrasa, que constituye, dijo, un gran ejemplo para los demás Ayuntamientos de la nación ya que demuestra hasta qué punto pueden éstos colaborar con el Estado en la gran obra de la Instrucción pública.

Terminó diciendo que se había hecho cargo de las necesidades de la Escuela, las cuales es obligación del Estado atenderlas.

En el teatro Recreo

Conferencia del ministro

El ministro y sus acompañantes se trasladaron seguidamente al teatro Recreo donde el señor Domingo, tenía anunciada una conferencia sobre Enseñanza.

El teatro estaba abarrotado de gente, siendo muchos los que se habían quedado fuera por no poder entrar en el local.

Presidió el acto el alcalde de Tarrasa señor Estranger quien tenía a su derecha, el gobernador civil señor Anguera de Sojo y a su izquierda al consejero de cultura de la Generalidad señor Gassol.

Empezó el acto a las doce y media, a los acordes del Himno de Riego, que fue escuchado en pie por los concurrentes y en medio de una gran ovación.

En primer lugar hizo uso de la palabra, el alcalde de Tarrasa, quien después de manifestar que renunciaba a hacer la presentación del ministro, dijo que la comisión de Cultura del Ayuntamiento de Tarrasa, que ha podido conseguir la creación de tres nuevas escuelas y emplear once maestros más, se preocupa fundamentalmente de la labor que tiene señalada.

Añadió que acaba de organizar unos cursillos de Cultura general, Economía política, Historia del Arte, Estadística, Sociología, etc., y anexa a estos cursillos, unas conferencias a cargo de las primeras personalidades del mundo intelectual, siendo la primera, la que se había encargado al ministro de Instrucción pública y no porque sea ministro, sino porque el señor ministro, era precisamente don Marcelino Domingo.

El alcalde fue muy aplaudido. Seguidamente, el ministro don Marcelino Domingo, pasó a dar su conferencia, en los siguientes términos:

«Con todo y el exceso de trabajo que representa una semana entera de labor intensísima que estamos obligados a realizar, agradezco a la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Tarrasa que me haya señalado en estas conferencias el sitio de honor.

Mi discurso será enfocado en torno al problema fundamental de la enseñanza. Para los hombres de mi edad los que hemos pasado de los cuarenta años, el problema tiene más carácter y más extensión cuando se intenta resolverlo debidamente.

Los hombres que hemos pasado de los cuarenta años hemos conocido dos clases de hombres: los que entraron en el mundo antes del movimiento revolucionario que representa para la humanidad la Gran Guerra Europa y los que han entrado después de este movimiento.

Si miramos atrás para ver qué éramos cuando éramos jóvenes, y miramos después cómo son los jóvenes de hoy, advertimos que los hombres son diferentes, que los de hoy plantan el problema del mundo de una manera totalmente distinta.

Con la Gran Guerra acabó una civilización. Los hombres de hoy, los hombres de después de la Guerra, miran la vida diferentemente de cómo la vemos nosotros.

Grave problema para los hombres que rigen el Ministerio de Instrucción Pública de sus respectivos países. ¿Cómo ha de educar, cómo ha de preparar, cómo ha de cultivar para que estén, para que no se sientan impotentes y extraños en el mundo de hoy, sino que se sientan y cojan el mundo por las manos y lo conduzcan por los caminos y por los idearios que el mundo de hoy plantea y tiene?

En plena guerra europea, el ministro inglés de Instrucción Pública decía: «No miremos tanto lo que pasa en las trincheras, en el aire y en el fondo de los mares. Miremos la guerra de las almas, porque ai no salvarnos la guerra de sus almas, habremos perdido la guerra.»

Este magno problema lo vieron también en Francia los hombres selectos, «les compagnons». En las horas crueles si que en Francia aparecían manifiestos de guerra, órdenes militares, literatura bélica, les dirigían a las trincheras un manifiesto de paz. Decían «les compangnons»; vamos a hacer escuelas que junten a los hombres, los hijos de los hombres que se han juntado en las trincheras, Escuelas que anulen las diferencias sociales».

La escuela de mañana, que no sea la escuela de ayer. El mundo actual es un mundo nuevo. Hay que salvarlo en la escuela. Es preciso que el hombre esté capacitado para que se produzca como hombre, para que la civilización sea la salvadora de la Humanidad.

¿Cómo preparó España a la juventud para entrar en este mundo nuevo? España permaneció neutral en las armas. Pero no siempre la guerra es guerra de armas. También hay guerra de almas. España no advertía esta cruel guerra moral.

Si a España no llegaba el eco de los cañonazos, llegaban sí las supremas inquietudes espirituales.

Si no llegaban cañonazos, llegaban las voces de los «compangnons» franceses y la voz del Ministerio inglés, que conocían al hombre nuevo.


Pero España no hizo nada. ¿Es que lo tenía todo hecho? España era una excepción dolorosa y vergonzosa en el problema de la enseñanza. Sostenía pasivamente un sesenta por ciento de analfabetismo. Infinidad de pueblos no habían oído aún la voz de un maestro. La Institución de Segunda enseñanza no era más que un beneficio de clase social. Era nada más que para los que podían pagarse la matrícula. Para los que podían llegar más allá de los veinte años sin
trabajar. No se cuidaba para nada el aspecto técnico. Todo andaba descuidado. España era un río, como los ríos que lanzan íntegro su caudal al mar. El cincuenta por ciento de la tierra estaba sin cultivar. El subsuelo, inexplorado, o indebidamente explotado por capital extranjero.

El alma del hombre es la riqueza del país. España no tiene la riqueza material, sino que tiene la riqueza inmensa del fondo del alma de los hombres.

¿Cuál es la posición de la España de hoy ante si mundo de la enseñanza? Esta: Escuela única. ¿Qué quiere decir Escuela única? Escuela única quiere decir igualdad de los hombres ante las instituciones de Cultura del Estado.

¿Qué representa esta igualdad? ¿Qué quiere decir?

El Estado tiene el deber de crear la total democracia en sus instituciones de Cultura, permitiendo por democracia la aristocracia del espíritu.

El deber de la democracia es buscar esta aristocracia allí donde esté, y capacitarla. Anular, ante la selección espiritual la riqueza y la pobreza. Estatuir las jerarquías de conducta, de talento, de carácter. Formar la aristocracia del saber y prepararla para que el Estado sea regido por esta aristocracia. En seis meses de República hemos inaugurado siete mil escuelas más de las que había en el curso anterior. Esta es, de momento, la obra de la República. Cuando vuelva a inaugurarse, el año próximo, el nuevo curso, volveremos a inaugurar otras siete mil escuelas más. No tardará un año en haber en España todas las escuelas primarias que sean necesarias, desapareciendo, antes de tres años, el vergonzoso analfabetismo. El Estado ha pensado en que la existencia del preso, del solidado, es sagrada. Pero todavía es más sagrado el niño en la escuela. El Estado ha de sostenerlo. Tiene el deber del sostenimiento material del niño en la escuela, si en su casa no es posible hacerlo. (Ovación).

Escuela. No prisión, no presidio, no cementerio. La escuela tiene otra función social. Yo, antes de abrirse el Parlamento puse mi firma en un decreto dando la libertad de conciencia a la escuela. Estableciendo la escuela laica.

¿Espíritu sectario? No. ¿Antirreligioso? No. Precisamente los hombres laicos son en mayoría profundamente religiosos. Ante la Iglesia la escuela laica es una tragedia para los hombres profundamente religiosos, que ven que la Iglesia no puede dar luz a la infancia.

La posición democrática es liberar el alma de la criatura, enaltecer sus propias riquezas espirituales, para que en lo futuro camine por la vida siguiendo las rutas que plazcan al alma.

En el nuevo Presupuesto, pueden seleccionarse tres mil alumnos. Esta cantidad de selección es el pan del talento. En la escuela primaria la criatura pobre es sostenida por el Estado. En la Segunda enseñanza, a cuenta del Estado cursa sus estudios. La Institución garantiza el talento contra la insuficiencia económica. Garantiza, contra la selección de castas, la riqueza espiritual de la Nación española.

El Estado hará siempre lo que tiene que hacer. Acabo de visitar en Tarrasa esta institución admirable que es la Escuela del Trabajo. Ante los profesores he emitido mi juicio. Tarrasa es un caso excepcional en España. Muchos hombres pueden seguir de Primera a Segunda enseñanza. Pero ninguno de los que se dedican al trabajo puede pasar ahora de la Primera a la Escuela técnica de Oficios, sino que un aprendizaje brutal por fábricas y talleres le pervierte el alma.

Esto se ha de acabar. El tiempo que yo pase en el Ministerio será para que se forme la aristocracia del trabajo. Faltan escuelas técnicas en el país. Si al médico le asiste el listado, también ha de asistir al ingeniero industrial.

Precisa decirle al proletariado que es hora de que se le reconozcan muchos derechos no reconocidos hasta hoy. Es hora de decirle al capital que su poder absoluto ha terminado. Que tiene deberes a cumplir por los beneficios a recoger. El Gobierno republicano, una vez aprobada la Constitución, emprenderá grandes obras basta donde el máximum de su potencialidad se lo permita. Es preciso que España se sitúe al frente de los pueblos de Europa. En esta magna obra, catalanes, yo os quisiera ver unidos estrechamente por la emoción histórica. La República acaba de reconocer nuestros derechos y libertades. Precisa que los catalanes acudamos atados con toda la fuerza de nuestro espíritu y de la disciplina social, con el fin de que dentro de España el valor histórico no se sitúe al frente de la Europa siglo XX

Nos ha cabido la gloria de vivir la hora histórica de edificar, piedra sobre piedra; de infundir, ideales sobre ideales, la nueva nación. Somos depositarios responsables del momento difícil y fecundo.

Nos sentimos responsables. Tenemos un pueblo en nuestras manos. Con todas sus ilusiones y con todas sus necesidades. Cumplamos, hora por hora, nuestra obligación.»

Al terminar su conferencia don Marcelino Domingo, el público puesto en pie le tributó una calurosa ovación.

Al finalizar el acto regresó en automóvil a Barcelona el gobernador civil señor Anguera de Sojo y el señor Gassol se trasladó a Sitjes para unirse con el presidente de la Generalidad señor Maciá,

En Sabadell

Terminado el acto de Tarrasa, el ministro se trasladó a «Les Arenes», de Sant Llorenç de Munt, donde fue obsequiado con un banquete por unos correligionarios de Sabadell, el cual le había sido ofrecido ya en tiempos de la dictadura.

Con el ministro comieron el ex gobernador civil de Teruel don Jaime Ninet, los alcaldes y concejales de los Ayuntamientos de Sabadell y Tarrasa, el hermano del ministro doctor don Pedro Domingo y otras personas.

Terminado el banquete, don Marcelino Domingo se trasladó a Barcelona.

En el domicilio particular de su hermano, recibió a varias comisiones hasta las siete menos cuarto de la tarde en que el ministro salió para visitar al presidente de la Generalidad señor Maciá.

Regreso a Madrid

En el expreso de la noche marchó el domingo a Madrid el ministro de Instrucción Pública, don Marcelino Domingo.

Al apeadero del Paseo de Gracia, en donde tomó el tren, acudieron a despedirle el gobernador civil, señor Anguera de Sojo; el jefe superior de Policía, señor Menéndez, y el doctor don Pedro Domingo, hermano del ilustre viajero.


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