Dió una conferencia, en el «Centro
Aragonés», de Tarrasa, don J. Calvo Alfaro. Reseñó los periodos de esplendor,
decadencia y renacimiento de Aragón, señalando sus causas v diciendo que el
renacimiento del pueblo aragonés se ha de basar en la doctrina de Costa. Se
refirió a la crisis del industrialismo, y dijo que ha llegado la hora de que
nos demos cuenta de que hay que sustituir la chimenea por el arado.
Refiriéndose al momento actual de Europa, afirmó que la solución al difícil
problema de los obreros sin trabajo ha de ser forzosamente revolucionaria en la
técnica; pero que conviene a todos que esta revolución se haga desde arriba,
porque, si no, sus efectos serán negativos.
En España nuestra revolución está en la
tierra y el instrumento será en Aragón la Confederación del Ebro que arranque a
miles de brazos de las congestionadas zonas industriales, para devolverlos al
agro. Un Estado es imperfecto mientras puede permitir el absurdo de que un
hombre pueda morirse de hambre, y como este instante podría llegar en España
pronto, es hora de que los aragoneses solucionen la parte del problema que los
atañe, preparando las tierras hoy estériles para una colonización
Terminó diciendo que los sesenta mil
aragoneses de Cataluña deben estar muy unidos para demostrar que forman parte
de una unidad humana que se llama Aragón.
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