Notas egarenses
Un bello ejemplo
No
es la primera vez que mueve mi pluma un deseo de ver realizado el propósito
que, al disponer de sus bienes en pro de su amada ciudad de Tarrasa, formó
ofreciéndola un valioso legado de todos sus libros y las interesantes obras de arte
que recogiera con loable perseverancia el buen patricio José Soler y Palet.
Hoy
escribo unas líneas bajo la más agradable de las impresiones, pues recuerdo con
gozo y emoción los breves momentos que pasé, ha pocos días, bajo el
hospitalario techo en que ha tomado cuerpo el nobilísimo proyecto de mi querido
y admirado amigo y compañero de Academia de la Real de Buenas Letras y de otras
varias, inspiradas por altísimos ideales.
No
fue larga la vida del malogrado polígrafo, puesto que murió a los sesenta y dos
años, de los cuales hay que descontar algunos que pasó recluído en el hogar,
víctima de mortal dolencia, buscando en el leal e inagotable cariño de su
amante
esposa un lenitivo a sus grandes dolores físicos y morales, que en su
clarividencia avizoraba en toda, su horrible gravedad.
Como
dijo muy bien el ilustre canónigo arcediano de Vich, doctor Collell, practicó
Soler y Palet el viejo aforismo de fray Anselmo Turmeda: «Ama la honra de ta
ciutat y de ta terra». En efecto, tuvo por pasaderas en su gloriosa vida
espiritual, para vadear el caudaloso río de la celebridad, piedras casi
preciosas: el amor patrio, el amor a la compañera de su tálamo, el amor a las
cosas viejas que mejor pudieran contribuir a ennoblecer la estirpe de la
vetusta Egara, el amor a los buenos libros, el amor a los trabajos literarios y
de crítica, y, finalmente, el amor inagotable a las Bellas Artes en todos sus
aspectos.
El
extinto compañero y «ejemplar de patricios», según justísima frase del
octogenario maestro en gay saber, cuya es la biografía leída el domingo 8 de
julio en la sesión solemnísima a la que tuve el honor y el gusto de asistir,
dispuso de sus bienes ante el notario barcelonés don José Fontanals y Arater, en
7 de abril de 1919, y en el mismo día redactó unas memorias complementarias a
dicho testamento, queriendo que fuesen cumplidas cual si estuviesen contenidas
en el mismo, de las cuales transcribo lo siguiente:
«Vull que després de la mort de la meva muller
donya Elisea Casanovas y Ubach, els meus marmessors o hereus destinin la casa
número ventivuyt del carrer de la Fontvella, de la ciutat de Tarrassa, per a
Museu y Biblioteca públichs y gratuits, aportanthi tots els meus objectes d'art
antich y els meus llibres.» Disponía que dicha institución fuese dirigida
por un Patronato constituido por los reverendos párrocos regentes o ecónomos de
la parroquia del Santo Espíritu y de San Pedro de Tarrasa, el arquitecto
municipal de dicha ciudad y dos vecinos de la misma hombrados por dichos tres
señores; y cuando uno de estos dos cesare, por cualquier motivo, se pondrán de
acuerdo los restantes para substituirle, apelándose al voto del presidente de
la Junta de Museos de Barcelona, en caso de empate. Y además de dejar libre
heredera a su amada esposa, la autoriza para, en caso de no hallar en Tarrasa
apropiado ambiente para la antes mencionada fundación, pueda anular cualquiera
de las disposiciones consignadas en la memoria, y darle destino más apropiado
en alguno de los otros lugares culturales de Cataluña.
A
tan paladina prueba de cariño y confianza correspondió la digna esposa de manera
tan noble y desinteresada, que bien puede servir de ejemplo para cuando la
ocasión se presente en casos análogos. Por ello he escrito estas notas, que respiran
el entusiasmo que culminó en la tarde del domingo, día 8 del actual, en el
salón de actos del nuevo Museo-Biblioteca (recientemente bendecido por mano de
nuestro ilustrísimo prelado), y que me ha movido a escribir el presente comentario.
Doña
Elisea Casanovas, fiel compañera del malogrado Soler y Palet en la
peregrinación por este mundo, tuvo la clara y amplísima visión de los deseos de
su marido. No tuvo el matrimonio la bendición de los hijos; pero hijos
espirituales dejó muchísimos Soler y Palet, y para honor de éstos quiso la
viuda asociarse a los nobles propósitos de su cónyuge, y por ello se anticipó a
lo manifestado en la memoria testamentaria de que antes hablé. El mayor y más
glorioso hijo espiritual del llorado Soler y Palet es el trabajo compuesto para
su ingreso en la Real Academia de Buenas Letras, que leyó en 17 de junio de
1906, obra cumbre de un autor y monumento erigido a las glorias de su ciudad
natal. Con esta colosal monografía dió a entender el ilustre tarrasense cuan
intensamente amaba la ciudad de su cuna, y con cuánto afán trabajó por sacar a
luz todos los documentos probatorios de su gloriosa estirpe. Por eso, sin duda,
la piadosa dama, dulce compañera de la existencia de Soler y Palet, cuyos
sufrimientos supo endulzar con solicitud y cariño ejemplares, al acercarse
implacablemente la hermana Muerte, después de haber hecho llano y placentero el
camino de su no muy larga existencia; en un bello rasgo de renunciación y
generosidad, formó el propósito de hacer de por vida, lo que dispuso su difunto
esposo para luego de su muerte.
Con
el pensamiento fijo en el cariño que por Tarrasa sentía Soler y Palet, trazó su
plan, y ofreció al Ayuntamiento la realización de la disposición testamentaria,
y. reservándose sólo unas pequeñas estancias en la casa de que podía disponer durante
su vida, abandonó el resto para la formación del Museo-Bibloteca Soler y Palet.
El Ayuntamiento egarense, en primero de febrero de 1922, acordó aceptar en
nombre de la ciudad el donativo y fundación de Soler y Palet y la anticipación
de su realidad por parte de la viuda. E hizo todavía más: con los libros y
objetos artísticos y arqueológicos que posee el Ayuntamiento de Tarrasa y pueda
adquirir en lo sucesivo, y con el importante legado Soler y Palet, formar una Biblioteca-Museo,
público y gratuito, con el nombre del fundador.
La
conducta de respeto acendrado a la voluntad de su mardo, ha valido a la distinguida
viuda Soler y Palet calurosos elogios de sus compatricios y cuantos sientan de verdad
la cultura seria, sincera y leal. En loor de tan noble dama se pronunciaron, en
el acto de la inauguración, sentidos elogios, en los que se mezclaba la
merecida ofrenda a los méritos del extinto patricio cuyo nombre lleva la
institución. El ilustrísimo señor obispo de Barcelona, el ilustrísimo señor
abad de Montserrat, los párrocos de Tarrasa, el ilustrísimo señor alcalde, el
presidente de la Real Academia de Buenas Letras y el ilustre arcediano de Vich
y maestro en gay saber, don Jaime Collell, coincidieron en rendir el tributo de
elogio y admiración a la señora viuda de Soler y Palet y a su ciudad natal, que
ha firmemente colaborado al propósito de su ilustre hijo. A ellos me uno de
corazón. La Biblioteca consta de unos cuatro mil volúmenes, y el Museo de unos
quinientos a seiscientos ejemplares.
En
el acto de la inauguración se repartió un folleto que contiene la monografía
«Egara-Terrassa»
y algunos artículos de Soler y Palet, editado en homenaje por las entidades
«Centre Excursionista» y «Club Pirinenc, de Terrassa».
BUENAVENTURA BASSEGODA
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