El
miércoles, entre cinco y seis de la tarde, descargó en ésta un fuerte aguacero.
Las
rieras de las Arenas y Palau tuvieron fuertes avenidas, así como el torrente de
Vallparadís, cuyos campos quedaron completamente inundados. Las casas contiguas
a dicho torrente sufrieron también los efectos de la inundación, especialmente
la situada frente a la calle de Viveret, cuyos habitantes tuvieron que pedir auxilio,
siendo socorridos por los vecinos y bomberos, quienes por medio de escaleras de
mano y de cuerdas los hicieron salir por la ventana. Las aves de corral que
había en la mencionada casa fueron arrastradas por las aguas con sus jaulas
respectivas. Habitaban la casa Pedro Morote Escuder, su esposa Luisa García Tamayo
y cuatro hijos de corta edad, sin que ninguno de ellos sufriera afortunadamente
nada más que el susto consiguiente.
En
los alrededores de la población y en los campos de las cercanías de «Can Boada»
y especialmente en el término del vecino pueblo de Matadepera, la tormenta tuvo
mayores consecuencias, pues a la lluvia torrencial con su acompañamiento de
relámpagos y truenos, hay que añadir un terrible pedrisco que arrasó por completo
todos los viñedos.
—N.
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