LA RADIO EN
CATALUÑA
Según leemos en la prensa de Cataluña van a pasar
inmediatamente a depender de la Generalidad, por acuerdo de la Comisión Mixta
de traspasos, todos los servicios de radiodifusión de aquella región.
El consejero de Cultura de la Generalidad ha
declarado a un periodista que los impuestos de radiodifusión que venía cobrando
el Estado pasarán al Departamento de Hacienda de la Generalidad de Cataluña.
Estos impuestos son: las cuotas por aparatos
receptores y el 20 por 100 de los ingresos obtenidos por las emisoras en
servicios de publicidad radiada.
Parece ser que. en efecto, se han dado ya por la
Generalidad las órdenes oportunas para que tales ingresos no se efectúen en lo
sucesivo a beneficio de la Hacienda nacional.
Aparte de las dos estaciones de Barcelona, que no
satisfacían ningún impuesto por publicidad radiada, el Estado cobraba el 20 por
100 de publicidad a las emisoras de Gerona, Lérida, Tarragona, Sabadell,
Manresa, Tarrasa. Villanueva y Geltrú, Badalona y Reus.
Por lo que se refiere a las cuotas por receptores,
la densidad de aparatos existentes en Cataluña, la mayor de España, supone una
suma muy considerable.
Para nada hemos de rozar el aspecto político de
esta cuestión. El artículo 1." de la Ley de Radiodifusión de 26 de junio
último, señala al Gobierno el camino a seguir, y es de esperar que el Gobierno
adopte las medidas necesarias rápidamente en vista de la actividad que viene
desplegando la Generalidad en el traspaso de los servicios de radiodifusión, al
amparo de un acuerdo de la Comisión mixta correspondiente.
Precisamente cuando el Gobierno acaba de tomar el
acuerdo de instalar en Cataluña una de las emisoras de la red nacional, de
Cataluña viene un lenguaje totalmente diferente. Allí se habla del servicio
catalán de radiodifusión por y para Cataluña, servicio exclusivo para la región
autónoma, sin relación ni contacto alguno con el resto de España.
El Estado español va a emplear una considerable
suma en dar servicio de radiodifusión a Cataluña sin obtener por ello el más
pequeño beneficio. Además. Cataluña, que va a cobrar todos los impuestos, va a
contar con emisoras propias y. según allí se dice, muy importantes.
Y nosotros decimos, si los catalanes no necesitan
nuestros servicios de radiodifusión, porque ellos se bastan para dar un buen
servicio a la región autónoma: si, además, el Estado no va a cobrar allí los
impuestos para el pago y sostenimiento de la red nacional, ¿qué razones existen
para que se monte en Barcelona una emisora de potencia?
A nosotros nos parecería más conveniente, si la
cuestión se ventila como Cataluña desea, no construir la emisora de Barcelona y
dedicar su importe a mejorar las otras emisoras españolas o a instalar una
estación en alguna de las zonas que no quede bien servida por la red nacional y
no tenga la fortuna de contar con emisoras propias.
El Gobierno debe intervenir rápidamente en este
asunto y desplegar por lo menos, tanta actividad como está desplegando la
Generalidad de Cataluña y muy particularmente su consejero de Cultura, a cuya
jurisdicción han sido pasados los servicios de radiodifusión de aquella hermosa
región. A no ser, naturalmente, que entre el Estado y la región autónoma se
estableciera un concierto económico, según el cual Cataluña aportase la
cantidad necesaria para el entretenimiento de la emisora que allí se proyecta
construir.
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