viernes, 26 de enero de 2018

Electrón (Madrid. 1934). 15/8/1934, n.º 11, página 5.

LA RADIO EN CATALUÑA

Según leemos en la prensa de Cataluña van a pasar inmediatamente a depender de la Generalidad, por acuerdo de la Comisión Mixta de traspasos, todos los servicios de radiodifusión de aquella región.

El consejero de Cultura de la Generalidad ha declarado a un periodista que los impuestos de radiodifusión que venía cobrando el Estado pasarán al Departamento de Hacienda de la Generalidad de Cataluña.

Estos impuestos son: las cuotas por aparatos receptores y el 20 por 100 de los ingresos obtenidos por las emisoras en servicios de publicidad radiada.

Parece ser que. en efecto, se han dado ya por la Generalidad las órdenes oportunas para que tales ingresos no se efectúen en lo sucesivo a beneficio de la Hacienda nacional.

Aparte de las dos estaciones de Barcelona, que no satisfacían ningún impuesto por publicidad radiada, el Estado cobraba el 20 por 100 de publicidad a las emisoras de Gerona, Lérida, Tarragona, Sabadell, Manresa, Tarrasa. Villanueva y Geltrú, Badalona y Reus.

Por lo que se refiere a las cuotas por receptores, la densidad de aparatos existentes en Cataluña, la mayor de España, supone una suma muy considerable.

Para nada hemos de rozar el aspecto político de esta cuestión. El artículo 1." de la Ley de Radiodifusión de 26 de junio último, señala al Gobierno el camino a seguir, y es de esperar que el Gobierno adopte las medidas necesarias rápidamente en vista de la actividad que viene desplegando la Generalidad en el traspaso de los servicios de radiodifusión, al amparo de un acuerdo de la Comisión mixta correspondiente.

Precisamente cuando el Gobierno acaba de tomar el acuerdo de instalar en Cataluña una de las emisoras de la red nacional, de Cataluña viene un lenguaje totalmente diferente. Allí se habla del servicio catalán de radiodifusión por y para Cataluña, servicio exclusivo para la región autónoma, sin relación ni contacto alguno con el resto de España.

El Estado español va a emplear una considerable suma en dar servicio de radiodifusión a Cataluña sin obtener por ello el más pequeño beneficio. Además. Cataluña, que va a cobrar todos los impuestos, va a contar con emisoras propias y. según allí se dice, muy importantes.

Y nosotros decimos, si los catalanes no necesitan nuestros servicios de radiodifusión, porque ellos se bastan para dar un buen servicio a la región autónoma: si, además, el Estado no va a cobrar allí los impuestos para el pago y sostenimiento de la red nacional, ¿qué razones existen para que se monte en Barcelona una emisora de potencia?

A nosotros nos parecería más conveniente, si la cuestión se ventila como Cataluña desea, no construir la emisora de Barcelona y dedicar su importe a mejorar las otras emisoras españolas o a instalar una estación en alguna de las zonas que no quede bien servida por la red nacional y no tenga la fortuna de contar con emisoras propias.

El Gobierno debe intervenir rápidamente en este asunto y desplegar por lo menos, tanta actividad como está desplegando la Generalidad de Cataluña y muy particularmente su consejero de Cultura, a cuya jurisdicción han sido pasados los servicios de radiodifusión de aquella hermosa región. A no ser, naturalmente, que entre el Estado y la región autónoma se estableciera un concierto económico, según el cual Cataluña aportase la cantidad necesaria para el entretenimiento de la emisora que allí se proyecta construir.


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