miércoles, 6 de septiembre de 2017

La Revista blanca (Madrid). 15/2/1934, página 16.

La Confederación y el partido gobernante en Cataluña

Los catalanes tenemos, según dice mucha gente, un gobierno de izquierda. Y puede que los que de tal suerte hablan tengan razón, porque de donde mete la mano el Gobierno autónomo, sale un manco de la derecha.

A pesar del estado de prevención prevenir de por una ley que votaron unas Cortes Constituyentes la mar de izquierdistas, el gobierno de izquierda que encarrila a los catalanes permite que celebren mítines las izquierdas políticas obreras, y tolera, además, que aquellas mismas izquierdas publiquen diarios.

Que no se lo permita a la Confederación, nada dice contra el izquierdismo del Gobierno catalán. Antes afirma su lado izquierdo, porque pone trabas al desarrollo y a la marcha de las asociaciones que tienen por finalidad el establecimiento del comunismo libertario, que es así como la extrema derecha de todas las derechas, fomenta el desarrollo y la marcha de las izquierdas políticas, más o menos obreras, que han constituido el frente único contra la extrema derecha que representa el anarquismo y que publica noticias contra los extremistas.

Razones a los hombres de la izquierda catalana, para oponerse a que salga Solidaridad Obrera y para que apoye en cambio, a los órganos diarios de los que han establecido el frente único anticonfederal, no les falta. La Esquerra está a matar con la Lliga y los libertarios (es cosa sabida y en todas partes propagada) están a las órdenes del partido de Cambó, mediante un modesto dispendio. Tanto es así que muchos trabajadores de los que no votan, han pensado que con una más crecida cuota que de la Lliga recibieran, podrían votar a favor de ella.

Vendidos por uno, podrían venderse por dos y se contestaría de una manera legal a las distinciones que de los hombres de la izquierda reciben los de derecha que componen la C. N. del T.

Nosotros no quitamos ni ponemos rey en el Palacio de la Generalidad, pero estimamos que sería una linda manera de corresponder al trato que de la izquierda reciben los amigos de la Confederación y de Solidaridad Obrera.

La empresa no podría ser más fácil, según están las fuerzas políticas en Cataluña. Un empujoncito, bastaría.

No fuera más que una cuestión de táctica momentánea. Nada de candidatos propios de meternos en la charca política. Una excursión por su campo y nada más. Sólo una para decir: Todo esto existía porque nosotros queríamos. La Esquerra dominaba a la Lliga, porque nosotros lo permitíamos. Todos los burócratas que fueron de la Confederación y que ahora la combaten, comían porque nosotros queríamos.

¡La cara que pondrían o que pondrán, si estas líneas leyeran, muchos prohombres esquerranos, que, como el alcalde de Tarrasa, dedican sus primeros y sus últimos pensamientos del día al modo y al cómo amolar a. los libértarios!.

Es una idea que quizá no caiga en saco roto y que hará temblar a muchos automóviles que antes eran carretones.

BATURRILLO


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