“SELLO PRO
INFANCIA”
Uno de los
más profundos signos de la renovación operada en Cataluña es el referente a los
problemas de asistencia social. La renovación ha sido en el fondo y en la
forma, en la idea y en su expresión. Así, por ejemplo, las viejas palabras con
que se expresaba la atención hacia los necesitados—caridad, beneficencia—han
sido sustituidas por aquella fórmula nueva de «asistencia social».
Se han
reformado, iniciando una renovación que quiere tener un amplio sentido social y
humano, instituciones que existían ya. Se han creado también otras nuevas, y en
el índice de proyectos de futura realización hay muchos de un gran interés, que
completarán la obra ahora iniciada.
Entre esa
amplia labor de asistencia social figura, lógicamente, con jerarquía de primer
plano, la relativa a los niños. Obsesión de los niños, pasión de los niños...
Los dirigentes catalanes que orientan esta campaña renovadora comprenden todo
lo que la perfecta formación infantil—física y moral—significa en la hora
actual de España. Los «chavales» de hoy son los luchadores de mañana, y de esa
labor que ahora se haga depende el rendimiento de más tarde. Cataluña es ahora
un culto apasionado del niño, un ardiente desvelo por la salud y el espíritu
del niño. Cientos, miles de chiquillos, merced a ese cuidado fervoroso, juegan
y ríen ahora, en un ambiente de claridad y de alegría, bajo los cielos de
Cataluña.
A esta obra
en favor del niño contribuye de modo muy principal el «Sello Pro Infancia». No
es esta una institución improvisada. Es una obra de cada día y de todos los
días, fervorosa, infatigable, hecha con la múltiple aportación de muchas
gentes. Esta labor va plasmándose en la creación de establecimientos de
asistencia infantil. La institución va desarrollando, sucesivamente, campañas
encaminadas a la creación de esos establecimientos. En la actualidad se está en
la cuarta campaña del «Sello Pro Infancia».
La
institución va realizando su obra con los sellos van creándose aquellos
establecimientos: las guarderías en, que son atendidos los chiquillos que no
pueden ser cuidados por sus madres—por tener éstas que ganar un jornal— y los
preventorios que reúnan todas las condiciones sanitarias adecuadas para los que
nacen con predisposición a la tuberculosis.
Funcionan en
la actualidad las guarderías de San Andrés y de Tarrasa. En ellas se atiende a
ciento cincuenta niños, facilitándoles manutención, cuidadosamente vigilada, y
servicio médico y farmacéutico de higiene.
Se cuenta ya
también con un preventorio para niños pretuberculosos, en la villa de Arenys de
Mar. Tiene capacidad para doscientos cincuenta niños, a los que se da
instrucción, inspirada en las más modernas orientaciones pedagógicas.
El público de
Cataluña responde con entusiasmo creciente a cada nueva campaña del «Sello Pro
Infancia». La obra que la institución aspira todavía a realizar, en el camino
de la ya emprendida, requiere que aquella colaboración sea, efectivamente, más
calurosa cada vez. Moneda a moneda, sello a sello, todo catalán es así un poco
forjador de la vida física y espiritual de esos chiquillos de hoy.
JOAQUÍN MIRÓ
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