viernes, 26 de mayo de 2017

El Diluvio, Edición jueves 10 de agosto de 1933, pág. 13

A las diez de la noche del martes se celebró en el teatro Alegría ante una concurrencia tan numerosa que llenaba totalmente el amplio local un importante mitin organizado por diferentes Agrupaciones y personas en favor de la campaña pro revisión del Consejo de guerra por el asalto al Ayuntamiento de esta ciudad.

Ante una expectación extraordinaria el presidente, Doménech, abrió el acto, declarando que éste no tenía otro alcance que organizar la defensa de unos ciudadanos condenados injustamente.

Con esta declaración se desvanecía la duda de que fuese un acto organizado por determinada agrupación o de marcado interés político, provocando con la misma el unánime aplauso de la totalidad de asistentes.

A continuación, hablaron los abogados señores Sierra Valverde, Villarodona y Abel Velilla, coincidiendo en señalar la injusticia jurídica de la sentencia, trazando a continuación un plan de propaganda y actuaciones hasta conseguir la revisión del Consejo de guerra y con ella la libertad de los detenidos.

Todos los oradores fueron unánimemente aplaudidos en diferentes pasajes de sus discursos.

Cuando ya los asistentes daben por terminado el acto el presidente anunció haría uso de la palabra un delegado de la C.N.T.

El público en su gran mayoría quedó sorprendido, provocándose algún nerviosismo en la mayoría de los asistentes, el cual aumentó hasta provocar interrupciones de algunos minutos. A medida que el orador manifestaba su total discrepancia del plan a seguir expuesto por los anteriores oradores y reclamaba con vehemencia la paternidad para la C.N.T. del movimiento pro revisión, llegando a originar con su verbo la protesta del abogado señor Velilla, que interrumpió manifestando no rectificar nada de lo expuesto para conseguir la libertad de sus defendidos.

Poco después terminó el acto alguna confusión.

El tema obligado de los comentarios fue la intervención, que podríamos llamar desacertada, del delegado de la C.N.T., que sirvió únicamente para desconcertar y restar simpatías a la campaña que con tanto éxito se iniciaba.



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