domingo, 23 de septiembre de 2018

El Siglo futuro. 29/4/1935, n.º 18.289, página 27.


EN TARRASA NUESTRO DIPUTADO DON JOAQUIN BAU LOGRA UN ÉXITO RESONANTE

También hablaron en este acto los señores Sala, Serrano Jover y Calvo Sotelo

A las nueve de la mañana llegaron ayer a Barcelona los señores Serrano Jover y Calvo Sotelo, acompañados del diputado tradicionalista señor Bau. En la estación, una multitud inmensa: ovaciones, entusiastas vivas a España y al Bloque Nacional.

Oída Misa en la iglesia de la Concepción se organizó una caravana de más de 80 automóviles, que se encaminó a Tarrasa, escoltando a los viajeros.

En Tarrasa, las agrupaciones en pleno de Renovación Española y Círculo Tradicionalista les hicieron objeto de una cordialísima acogida.

A las once dio comienzo el mitin, que se celebró en el teatro Principal.

El teatro estaba abarrotado de público, que se apiñaba en todas las localidades y en las diversas dependencias del edificio, a las que una completa instalación de altavoces llevaba las palabras de los oradores. El público, que estaba poseído de un entusiasmo indescriptible, hizo objeto de una ovación ensordecedora a los oradores y a la presidencia del acto, en el momento de presentarse en el estrado.

EL SEÑOR SALA

Don Alfonso Sala, ex presidente de la Mancomunidad, hizo la presentación de los oradores, elogió los Estatutos municipal y provincial, obra del señor Calvo Sotelo, se congratuló muy especialmente de la nutrida concurrencia de tradicionalistas, y dedicó un elogio muy expresivo a nuestro diputado don Joaquín Bau, que se sentaba en la presidencia. Estas palabras del señor Salas fueron acogidas con calurosas ovaciones y numerosos vivas, que duraron largo rato.

A continuación, hizo uso de la palabra el señor Torent, que habló elocuentemente del santo amor a la patria.

EL SEÑOR SERRANO JOVER

Después, el señor Serrano Jover ponderó los estragos causados por el bienio en toda España, y singularmente en Cataluña. Examinó la situación política actual, en que unos grupos de derechos van a remolque de los revolucionarios embozados. Y, en fin, exaltó la importancia de los valores morales en la sociedad, únicos que, vivificados por la fe religiosa, pueden salvar al mundo en esta hora de crisis y confusión. (Fue muy aplaudido.)

EL SEÑOR CALVO SOTELO

El señor Calvo Sotelo es recibido con atronadora ovación, prolongada largo rato. Declaró que iba fi tratar del tema «El Estado nuevo y a autonomía catalana». En crisis, no de arquitectura, sino de cimientos, las instituciones democráticas, según confesión de Tardieu, hacen falta Gobiernos de competencia, eficacia, continuidad y autoridad. Analiza estos cuatro requisitos con alusiones concretas a la política nacional, frecuentemente interrumpidas con grandes aplausos. Analiza también la obra constituyente; un traje, no moderno, sino de miriñaque. Por eso es general el clamor revisionista. Pero sólo nosotros personificamos la revisión Integra; los demás se quedan a mitad de camino. Queremos una Dogmática nueva y una Orgánica contraria a la actual. En esa Orgánica no cabe el Estatuto, porque el Estado español en lo político y en lo económico exige unidad; en lo social y administrativo, variedad.

El orador define su posición antiestatutista, pero regionalista; admite que se deleguen todos los servicios no intransferibles por soberanía; pero hoy —dice— no cabe hablar de autonomía política. Hoy respira el mundo una atmósfera radiante de nacionalismo espiritual, por exaltación de las glorias señeras de cada pueblo; de nacionalismo económico y político. El propio marxismo es incompatible con el autonomismo, porque impone solidaridades extraterritoriales. Pero en España, el marxismo es acción directa, revolucionaria: Cataluña autónoma sería un coto marxista, un foco de comunismo donde la burguesía quedaría aniquilada.

El orador habla de la economía dirigida y del régimen local; dice que el Estado puede conducir a un centralismo regional, tan absurdo como el regional.

Después del 6 de octubre, el problema catalán toma otro matiz forzosamente.

Cambó ha dicho; «Hay que reconciliar a los catalanes con la autonomía; hay que convencer a España de que el agravio del 6 de octubre no fue obra de Cataluña, sino de unos cuantos catalanes.» Bien; pero ¿quién asegura a España que esos catalanes no recobran la representación de Cataluña? ¿Quién garantiza que el sufragio no canoniza laicamente a Pérez Parras en Cataluña o a González Peña en Asturias? Y aunque la Esquerra se arrepienta, ¿quién da prenda de su sinceridad y, si la hay, de su duración? Cambó dice que la historia no se repite. Pero la historia es una serie indefinida de repeticiones, quizá por lo que el Padre Isla ha dicho de la falibilidad humana.

Seguirá. No irá el Poder a la Esquerra, sino a la Lliga. Ni entro ni salgo en la profecía, pero digo que la autonomía política en manos de la Lliga me inspira tanto temor como en manos de la Esquerra. La Lliga ha forjado el recelo antiespañol que vive en Cataluña. La Lliga ha convivido y acompañado a los nacionalistas vascos, cuyo evangelista es Sabino Arana, que ha escrito páginas inmundas de odio a España y de deseo de su muerte y destrucción. La Lliga calló durante el verano de 1934, aunque todos conocíamos—todos menos Samper— los manejos subversivos de la Esquerra.

La Lliga practica la teoría de los hechos consumados. Ello la llevó a sumarse el 15 de abril, y la impulsaría al gesto contrario si hubiese lugar algún día. Y si hubiese triunfado el 6 de octubre, la subversión secesionista, la habría obligado a acatarla, cosa de la que no seríais capaces— concluye el orador—ninguno de los que me escucháis.

Por eso hacen falta actitudes netas. Hoy no se puede hablar de la autonomía política, como antes de dicha fecha. Nosotros fuimos opuestos al Estatuto; impugnamos su aplicación; negamos el voto de confianza a Samper—en julio de 1934—, voto que le dieron con error bien probado otras fuerzas de derecha; hemos combatido la ley de 2 de enero, por insuficiente, y hemos censurado la política de represión reflejada en indultos y ejecuciones entre sí contradictorios. Nosotros decimos que el problema catalán no logrará así curación. El Estatuto es un vehículo de desintegración; es un «auto» lanzado por rampa encerada, que cada vez toma más velocidad y se incluye en el separatismo.

Yo prefiero el separatista franco al embozado. Acabo de leer un boletín del Bloque Escolar Nacionalista. Bajo la estrella solitaria proclama sin ambages, como ideal a conseguir, la independencia catalana. Esos estudiantes serán probablemente hijos de burgueses de la Lliga. No es posible sembrar un morbo y luego controlar su expansión. La autonomía política conduce al secesionismo. Como ha ocurrido en Irlanda.

Pido a los catalanes sensatos una tregua en su particularismo. El mundo padece el mal de la atomización. Los Estados microscópicos modernos quitaron a Europa su autoridad moral. Con el particularismo habría fracasado nuestra unidad. Si los Reyes Católicos hubiesen convivido con Sabino Arana o Maciá, o los decapitan o no conquistan Granada, ni descubren América. Cuando el enemigo común acecha nuestras puertas para robarnos la santidad del hogar, el patrimonio ganado y la misma dignidad, es torpe y aun criminal entretenerse en localismos enanos cimentadas sobre interpretaciones históricas falseadas. Hay que salvar a España, y Cataluña debe aprestarse a ello. Cataluña, «cielo claro, tierra jocunda, mar alegre», Cataluña, patria del Seny, lucidez de espíritu, virtud del trabajo; Cataluña, idioma musical y egregio, tradición vibrante, florón predilecto de las Españas, debe aportar su esfuerzo al puesto de honor de la brecha; su voz, sus brazos, su corazón, su cerebro, con cariño, con hegemonía inclusive, que todo lo aceptamos, si es para servir a España. Porque España en ruinas, Cataluña será puro escombro, y Cataluña destruida, será la ruina de España.

DESPUÉS DEL ACTO

Al terminar el señor Calvo Sotelo, las ovaciones se repiten incesantemente. Antes de salir, el señor Calvo Sotelo y el señor Serano Jover fueron saludados por numerosas Comisiones de afiliados a Derecha de Cataluña y al Tradicionalismo, de Gerona, Barcelona, Lérida, Villanueva y Geltrú, Sitges, Vich, Granollers, Arenys de Mar y otra infinidad de poblaciones que, en número crecidísimo, habían concurrido al acto.

Los Ferrocarriles Catalanes y la Compañía M. Z. A. habían organizado servicios especiales para los concurrentes.

Al terminar el mitin, una gran parte de los asistentes se trasladó a la amplia nave de una fábrica tarrasense, donde se había dispuesto el banquete. Al cual, excelentemente servido, concurrieron más de mil comensales. Al final del mismo hicieron uso de la palabra un representante de «Derecha de Cataluña», de Tarrasa, el señor Matalonga; otro de Barcelona, el señor Joaquinet, y a continuación se levantó el diputado tradicionalista señor Bau, que hizo un discurso felicísimo de palabra y de concepto, haciendo un elogio de la cordialidad entre los afines y señalando su compenetración con el Bloque Nacional. Fue aplaudido calurosísimamente y saludó con numerosos vivas al Tradicionalismo, al Bloque y a Derecha de Cataluña.

A continuación, hablaron nuevamente el señor Sala, don Alfredo Serrano Jover y don José Calvo Sotelo, para agradecer el agasajo y proclamar su fe en el triunfo de las ideas que el Bloque Nacional ha venido a sembrar por todas las tierras de España.

Al terminar los discursos, el Orfeón de la Juventud Tradicionalista de Tarrasa cantó algunos himnos, que fueron aplaudidos por toda la concurrencia con el mayor entusiasmo.

Terminado el banquete, los señores Calvo Sotelo, Serrano Jover y Bau, con algunos de sus acompañantes, visitaron los Centros Tradicionalista y de Renovación Española de Tarrasa, pronunciando en ambos algunas breves palabras, que fueron acogidas con las más vivas demostraciones de entusiasmo.

En el expreso de la noche regresaron a Madrid los señores Calvo Sotelo, Serrano Jover y Bau, a los que despidieron en la estación varios centenares de personas, que a la salida del tren saludaron a los viajeros con una estruendosa ovación y vivas a España y al Bloque Nacional.

En Reus se repitieron las manifestaciones do entusiasmo. Una concurrencia extraordinaria esperaba el paso del tren. Los expedicionarios se vieron en la precisión de dirigir algunas palabras a la concurrencia, que los despidió con las mismas manifestaciones de simpatía y de esperanza que los que habían acudido a la estación de Barcelona.

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