martes, 25 de septiembre de 2018

La Época (Madrid. 1849). 29/4/1935, n.º 29.752, página 5.


En Tarrasa

Entusiasta recibimiento

A las nueve de la mañana se había congregado en el apeadero de Gracia, de Barcelona, muchísimo público que acudía, a recibir a los oradores del acto organizado por el Bloque Nacional.

Los señores Calvo Sotelo y Serrano Jover, a los que acompañaba el diputado tradicionalista por Tarragona, señor Bau, fueron saludados al descender del tren con una ovación calurosa y entusiastas vivas a España, a los viajeros y al Bloque Nacional.

Acompañados por todo el público que había acudido a la estación concurrieron, después a la iglesia de la Concepción, donde oyeron misa. Seguidamente se organizó una caravana de más de 80 automóviles, que se encaminó a Tarrasa, escoltando a los viajeros.

En Tarrasa, las agrupaciones en pleno de Renovación Española y Círculo Tradicionalista hicieron objeto de una cordialísima acogida.

A las once dio comienzo el mitin, que se celebró en el teatro Principal de Tarrasa.

El acto

El teatro estaba abarrotado de público que se apiñaba en todas las localidades y en las diversas dependencias del edificio, a las que una completa instalación de altavoces llevaba las palabras de los oradores. El público, que estaba poseído de un entusiasmo indescriptible, hizo objeto de una ovación ensordecedora a los oradores y a la presidencia del acto en el momento de presentarse en el estrado.

Los discursos

DON ALFONSO SALA

Presentación de los oradores. — La obra del señor Calvo Sotelo

Seguidamente don Alfonso Sala se acercó al micrófono para hacer la presentación de los oradores. El expresidente de la Mancomunidad Catalana, que cuenta con la veneración de todos sus conterráneos, fue saludado con una cariñosa salva de aplausos.

Comenzó el señor Sala congratulándose de la presencia de personalidades tan destacadas en la política española como los señores Calvo Sotelo y Serrano Jover, de los que hizo un cumplidísimo elogio.

Dijo a continuación que el señor Calvo Sotelo era la piedra angular del edificio que se está construyendo para llegar a la constitución de ese Estado que será la verdadera expresión de la voluntad nacional.

Recordando la actuación de don Antonio Maura, a cuyo lado dieron los primeros pasos en la política los señores, Calvo Sotelo y Serrano  Jover, hizo referencia a su proyecto de administración local, en el que—dijo—se patentizaba el amor que sentía por el esplendor de las regiones, pensando que laborar por la grandeza de éstas era laborar por la de España.

Aludió al Estatuto Municipal, obra del señor Calvo Sotelo, y dijo que dicha ley significaba quitar las trabas a la vida municipal, impidiendo que ésta cayese en poder del caciquismo.

Se refirió igualmente al Estatuto provincial, obra también del señor Calvo Sotelo, y dijo que en él estaba reflejado el pensamiento de su autor, dándose allí una personalidad al sentimiento regional en lo que hace referencia a su desenvolvimiento administrativo.

Dedicó grandes elogios a la mujer y se felicitó de que una nutrida representación de ésta hubiese acudido al acto. Con este motivo se refirió a la importancia que ha tenido la mujer en el desenvolvimiento y esplendor de España a través de la historia.

Se congratuló muy especialmente de la nutrida concurrencia de tradicionalistas que asistían al acto, y dedicó con este motivo un saludo muy especial y un elogio muy expresivo al diputado don Joaquín Bau, que se sentaba en la mesa presidencial. Estas palabras del señor Sala fueron acogidas con calurosas ovaciones y numerosos vivas que duraron largo rato.

Fueron asimismo muy aplaudidos los conceptos que dedicó a Derecha de Cataluña y al señor Álvarez de la Campa, su vicepresidente, que asistía también al acto.

Al terminar su brillante oración resonaron nuevamente los aplausos y los vítores.

DON SANTIAGO TORRENT

La actuación titubeante de la Lliga

A continuación, hace uso de la palabra el señor Torrent, para glosar la actuación de la Lliga, diciendo que ésta se ha mostrado siempre titubeante y con un cómodo indiferentismo hacia las formas de gobierno, que, en realidad, no tenían otro fin que la caza del voto.

Calificó de parásito social al separatismo, que al vincularse en Cataluña en la forma que lo había hecho, había motivado el acrecentamiento del patriotismo en todos aquellos que sienten por España un fervoroso amor.

En párrafos magistrales de magnífica elocuencia habla de santo amor a la patria, de lo que ello ha de ser en el porvenir y de los medios indispensables, que son formas, pero son también esencia, para llegar a conseguirlo.

Termina diciendo que el lugar de los que sean patriotas y que tengan algo que salvar, está a nuestro lado. Así—dice—, entre todos haremos de España un faro de progreso y de paz, ocupando en el mundo el lugar de preferencia que merece la patria que ha dado vida a más de veinte naciones.

El señor Torrent fue entusiásticamente aplaudido en muchos de los períodos de su magnífico discurso.

EL SEÑOR SERRANO JOVER

Comienza agradeciendo los aplausos con que es recibido al levantarse a hablar, que aumentan—dice—la emoción que siente ante el brillante espectáculo que ofrece el teatro, donde se destaca la belleza de las damas y el entusiasmo de una esforzada juventud, como los más firmes sustentáculos de los grupos políticos que aspiran a restituir a España la tranquilidad y la fuerza para, el cumplimiento de sus grandes destinos; al ver y haber podido abrazar a don Alfonso Sala, su compañero de Parlamento hace ya mucho tiempo, caballero sin tacha de un ideal nunca abandonado, y por hablar en Cataluña por primera vez desde que se instauró la República, ya que el régimen, ahogadizo que vino a derrocar, según las frases del primer documento oficial de aquélla, fue sustituido por el régimen de democracia, libertad y justicia que permitió la quema de los conventos, barrió miles de Ayuntamientos monárquicos, válidamente elegidos sin protesta siquiera de los derrotados, e injertó en la Constitución la ley más contraria al respeto de los derechos fundamentales de la personalidad humana, la ley de Defensa de la República, que ponía en manos de un ministro de la Gobernación lleno de odio la seguridad personal y la hacienda de los ciudadanos sin medios eficaces de defensa. (Grandes aplausos).

Cataluña, en manos de un hampa política

En Cataluña—agrega—el estrago ha sido mayor, porque ha durado más tiempo, y no sólo lo ha guiado el sectarismo y la pasión, sino los hábitos extralegales del hampa política que se apoderó de la Generalidad, en la cual figuraban quienes tuvieron cuentas con la justicia por delitos que rebasaban la esfera, de las motivaciones políticas. Con este motivo, recuerda su viajé a Cataluña, cuando acababa de ser hollada la inmunidad parlamentaria del diputado doctor Albiñana, a quien se trató de asesinar por individuos al servicio de los que entonces gobernaban en Cataluña. Dedica un caluroso elogio a los directivos y valiente juventud de la Derecha de Cataluña, representación de Renovación Española en la región, que mantuvieron sus ideales sin arredrarles el peligro que constantemente corrían. (Ovación.)

La pujanza de las derechas

Examina la situación política actual y cómo va dibujándose desde el triunfo de las derechas en las elecciones del 19 de noviembre de 1933, hasta ahora, y dice que un espíritu pusilánime agravado por la deserción de los ideales que sirvieron de bandera al movimiento ha colocado a algunos grupos de derechas en la falsa posición de ir a remolque de los designios de revolucionarios moderados, o más bien embozados, para que se frustrase su empresa y obtuvieran mendigando migajas de lo que hubieran alcanzado por su propia fuerza y les correspondía por razón y derecho en virtud de movimiento espléndido de opinión que significaba lo contrario de las elecciones del 12 de abril de 1931.

La disciplina y la jerarquía de la juventud traerán el triunfo final

Dedica la última parte de su discurso a exaltar la, importancia de los valores morales en la Sociedad, únicos que vivificados por la fe religiosa pueden salvar al mundo en esta hora de crisis y confusión. Los españoles tienen el ejemplo de cómo se formaban para, nutrir las minorías selectas llamadas a influir en los destinos de su pueblo, sus hidalgos, sus nobles, sus intelectuales, con un esfuerzo que suponía sacrificio y milicia. (Aplausos.) Por eso y mientras nuevas directrices en la educación, de nuestra juventud no comiencen a dar sus frutos, hay que sembrar en ella el espíritu marcial, no en el sentido de la violencia y del ensalzamiento de la fuerza, sino en el de la disciplina y la jerarquía; de aquí que el Ejército, tan necesario en estos momentos de peligros internacionales, tenga el interés de escuela de formación de hombres forjadas en las ideas del honor y el sacrificio. Bien pensaron los gobernantes del bienio en deshacer el Ejército para el logro de sus turbios designios; no lo consiguieron, como no pudieron descatolizar a España, y las reservas morales del país llevaron al Ejército fuerzas para salvar de la catástrofe en la revolución de octubre. Aprendamos la lección y cuidemos de que no se disipen esas reservas salvadoras. (Grandes aplausos acogen el final del discurso.)

EL SEÑOR CALVO SOTELO

La crisis de la democracia y del parlamentarismo

El señor Calvo Sotelo, recibido con atronadora ovación, prolongada largo rato, comenzó ofrendándola íntegramente al señor Sala (don Alfonso), patricio venerable que en su inmácula lealtad de una lección al país, sembrando de transformistas y perjuros en todas sus latitudes.

Declaró después que iba a tratar el siguiente tema: «El Estado nuevo y la autonomía catalana», comenzando por recordar una entrevista que celebró con el expresidente del Consejo M. Tardieu, a propósito de la crisis que sufren las instituciones democrático-parlamentarias.

En ella quedó patente, que es una. crisis, no de arquitectura, sino de cimientos, que no puede resolverse con leves retoques, sino con una mutación profunda y radical. El sistema parlamentario tuvo su hora; hoy es inferior a los problemas. Porque no satisface las condiciones esenciales de un buen gobierno, a saber: Competencia, Eficacia, Continuidad y Autoridad.

El orador analiza esos cuatro requisitos con alusiones concretas a la política nacional, frecuentemente interrumpidas por el auditorio con grandes aplausos, y afirma que el Parlamento inorgánico pierde en todos el mundo: en muchos países, su existencia; en otros —Bélgica, por ejemplo—su preeminencia sacrificada con las constantes leyes de plenos poderos; en otros—Francia—, el respeto, traducido en el frenesí antiparlamentario de excombatientes, contribuyentes, juventudes, etc., que lleva a Charles Maurras a decir que hay que tomar nuevamente la Bastilla, sólo que ahora la Bastilla es el Parlamento, cuyos moradores deben ir al Sena. Solo subsiste el parlamentarismo en Inglaterra, pero, es porque la Corona asegura el mando único; su burocracia, la competencia y su falta de atomización partidista, la continuidad.

Análisis de la obra constituyente

El orador analiza la obra constituyente. El legislador de 1931 vistió a la República, no con traje moderno, sino con miriñaque Así están trabados sus movimientos. Así es casi general el clamor revisionista. Sólo las izquierdas se oponen. Pero sólo nosotros lo personificamos con integridad, porque los demás grupos revisionistas se quedan a la mitad del camino, sugiriendo fórmulas fragmentarias e insuficientes. Nosotros queremos una Dogmática nueva y una Orgánica contraria a la existente.

En esa orgánica no encaja el Estatuto. Cataluña, es España, por su pasado. Con los íberos, con los romanos, con los godos, durante la, Reconquista, aunque hubiese paréntesis; con Jaime I, con Enrique IV, con los Reyes Católicos, con Felipe II, incluso con Felipe V, y no digamos en el Bruch y Gerona; Cataluña, por su porvenir, es económicamente, España también, porque los más feroces separatistas reconocen que la conveniencia catalana estará en el cambio con el resto de España.

La unidad nacional

Si la tradición y la economía minan la unidad Hispana, la política tiene que sellarla. Aún más—dice el señor Calvo Sotelo—: la Patria de los catalanes, como la de los gallegos o vizcaínos, es España, cualesquiera que sean las patrias chicas que cada uno adopte. No hay en España más que una nación, aunque esta palabra se haya borrado del artículo primero de la Constitución. La nación española es la de todos, contra lo dicho por el más desventurado de los catalanes, aunque se llame Ventura, afirmando que los catalanes no pueden ni quieren ser españoles, porque para ser español hay que nacer en España, y Cataluña no es España. Nosotros tenemos un mandato moral, rubricado por los Reyes Católicos con la leyenda de «España, unida y en orden». Está en las palabras de Nebrija, cuando dijo que, unidad, hecha por aquellos Reyes «viviría muchos siglos, y tiempos no romperla ni desatarla». Está atada por Dios. Es un dogma definitivo, no una tesis controvertible. Una generación no puede destruirlo, ni suspenderlo, porque una generación no es dueña de la Patria, sino depositaria de sus esencias. De aquí esta conclusión: El estado español, en lo político y en lo económico, exige unidad; en lo social y en lo administrativo, variedad.

La autonomía política ha fracasado

El señor Calvo Sotelo sostiene que las Circunstancias mundiales y nacionales son hoy contrarias a las de 1870 y 1900, por lo que hoy, posiblemente, no habrían escrito en igual diapasón, ni Almirall, ni Prat de la Riva, ni Pi y Margall. Conste mi posición exacta—agrega—que es antiestatutista, pero regionalista. Yo me opuse a la disolución de la Mancomunidad, yo firmé el traspaso de contribuciones a las Diputaciones catalanas; yo redacté el artículo 304 del Estatuto regional que define la región—por vez primera en. un texto legislativo—dándole como competencia todos los servicios que el Estado le delegue, que podrán ser todos los no intransferibles por soberanía. Pero eso es una cosa, y la autonomía política, otra. Hoy no cabe hablar de autonomía política.

Hoy respira el mundo una atmósfera radiante de nacionalismo. Nacionalismo espiritual por exaltación de las glorias señeras de cada pueblo de las que unen, como Juana de Arco en Francia, no de las que desintegran, como Ferrer o Casanova en España. Nacionalismo económico, porque cada pueblo quiere economía completa para bastarse a sí mismo, aprendida la lección de Alemania y el error de Bismarck, que la preparó para la guerra creando un tesoro, en vez de dotarla de primeras materias; nacionalismo político, porque los pueblos necesitan redoblar su armadura visceral para fundir los sentimientos o intereses en un alma única, ya que sólo el alma única será alma fecunda. Hace cuarenta o cincuenta años el mundo vivía auténtico pacifismo, intercambio fácil, aduanas benignas: se concebía el federalismo. Después de la guerra, el federalismo sucumbe. Sólo un país —Austria—lo adopta, con trágicos efectos. En Alemania lo restringe la Constitución de Weimar, y lo extermina Hitler.

En Cataluña no es posible la autonomía

El marxismo no contaba apenas a fines del siglo XIX. Hoy es factor dirimente e incompatible con el autonomismo en un Estado burgués. El obrero catalán es solidario del obrero gallego, o insolidario del patrono catalán. Viceversa, el propietario catalán, solidario del andaluz, pero insolidario del rabassaire. Estas nuevas solidaridades extraterritoriales hacen naufragar la primitiva solidaridad regional, fundada en la vecindad, vínculo de exigua fuerza ya.

El marxismo, en España, es acción directa. Aunque evolucionen algunos dirigentes, las masas están ya tocadas del virus revolucionario. Podrán reeducarlas hombres de derecha; no los antiguos caudillos que las llevaron a la rebeldía. Una Cataluña políticamente autónoma sería un coto marxista. Para menos de tres millones de habitantes, más de un millón en la capital, o sea, casi el 40 por 100 del censo; y en esa capital un 50 o 60 por 100 proletario permiten formular el pronóstico. La burguesía catalana ha sido miope al incubar en el autonomismo su propia sepultura. En Irlanda, la capital no llega al 10 por 100 del censo total, y el ambiente es agrario, no fabril. En Cataluña, no cabe autonomía integral conservadora, ni burguesa.

Otros factores de mudanza: Economía dirigida y régimen local. La economía dirigida se impone; pero no puede convivir con un Estado sin integralidad política. El régimen local justifica la protesta catalana, cuando los municipios vivían sin autonomía, pendientes del capricho de Gobernación. Pero suprimidos los recursos gubernativos y autónomo, el municipio, el Estatuto puede conducir a un centralismo regional tan absurdo como el centralismo nacional desaparecido.

En Cataluña la autonomía es un peligro

Después del 6 de octubre, el problema catalán toma otro matiz forzosamente. Esa fecha es más importante que el 12 de abril, el 11 de mayo, el 10 de agosto o el 19 de noviembre. Es un fracaso. Unos dicen que de Cataluña; otros, que de la Esquerra; otros, que de la autonomía. Cambó ha dicho: «Hay que reconciliar a los catalanes con la autonomía; hay que convencer a España de que el agravio del 6 de octubre no fue obra de Cataluña, sino de unos cuantos catalanes». Bien: pero ¿quién asegura a España que esos catalanes no recobran la representación de Cataluña? Ellos la tenían, no por concesión graciosa o coacción centralista, sino por el sufragio. ¿Quién garantiza que el sufragio no canoniza laicamente a Pérez Farrás en Cataluña o a González Peña en Asturias? Y aunque la Esquerra se arrepienta. ¿Quién da prenda de su sinceridad y, si la hay, de su duración? Cambó dice que la historia no se repite. Pero la historia es una serie indefinida de repeticiones, quizá por lo que el padre Isla ha dicho de la fiabilidad humana.

La Lliga es tan peligrosa como la Esquerra

Seguirá: No irá el poder a la Esquerra, sino a la Lliga. Ni entro ni salgo en la profecía, pero digo que la autonomía política en manos de la Lliga me inspira tanto temor como en manos de la Esquerra. La Lliga ha forjado el recelo antiespañol que vive Cataluña. La Lliga ha convivido y acompañado a los nacionalistas vascos, cuyo evangelista es Sabino Arana, que ha escrito páginas inmundas de odio a España y de deseo de su muerte y destrucción. La Lliga calló durante el verano de 1934, aunque todos conocíamos—todos, menos Samper—los manejos subversivos de la Esquerra.

La Lliga practica la teoría de los hechos consumados. Ello la llevó a sumarse el 15, de abril, y la impulsaría al gesto contrario si hubiese lugar algún día. Y si hubiese triunfado el 6 de octubre la subversión secesionista, la habría obligado a acatarla, cosa de la que no serían capaces—concluye el orador—ninguno de los que me escucháis.

Por eso hacen falta actitudes netas. Del 5 al 6 de octubre media un abismo. Hoy no se puede hablar de la autonomía política, como antes de dicha fecha. Nosotros fuimos apuestos al Estatuto; impugnamos su aplicación; negamos el voto de confianza a Samper—en julio de 1934, voto que le dieron con error bien probado otras fuerzas de derecha; hemos combatido la ley de 2 de enero, por insuficiente, y hemos censurado la política de represión reflejada en indultos y ejecuciones, entre sí contradictorios. Nosotros decimos que el problema catalán no logrará así curación. El Estatuto es un vehículo de desintegración. Es un «auto» lanzado por rampa encerada, que cada vez toma más velocidad y concluye en el separatismo.

Yo prefiero el separatista franco al embozado. Acabo de leer un boletín del Bloque escolar nacionalista. Bajo la estrella solitaria, proclama sin ambages, como ideal a conseguir, la independencia catalana. Esos estudiantes serán probablemente hijos de burgueses de la Lliga. No es posible sembrar un morbo y luego controlar su expansión. La autonomía política conduce al secesionismo. Como ha ocurrido en Irlanda.

Hay que abandonar localismos para combatir al enemigo común

Pido a los catalanes sensatos una tregua en su particularismo. El mundo padece el mal de la atomización. Los Estados microscópicos modernos quitaron a Europa su autoridad moral. Con el particularismo habría fracasado nuestra unidad. Si los Reyes Católicos hubiesen convivido con Sabino Arana o Maciá, o los decapitan o no conquistan Granada, ni descubren América. Cuando el enemigo común acecha nuestras puertas para robarnos la santidad del hogar, el patrimonio ganado y la misma dignidad, es torpe y aun criminal entretenerse en localismos enanos cimentados sobre interpretaciones históricas falseadas. Hay que salvar a España, y Cataluña debe aprestarse a ello. Cataluña, «cielo claro, tierra jocunda, mar alegre»; Cataluña, patria del seny, lucidez de espíritu, virtud del trabajo; Cataluña, idioma musical y egregio, tradición, vibrante florón predilecto de las Españas, debe aportar su esfuerzo al puesto de honor de la brecha: su voz, sus brazos, su corazón, su cerebro, con cariño, con hegemonía, inclusive, que todo lo aceptamos, si es para servir a España. Porque España en ruinas, Cataluña será puro escombro, y Cataluña destruida, será la ruina de España.

Al terminar el señor Calvo Sotelo, las ovaciones se repiten incesantemente. Antes de salir, el señor Calvo Sotelo y el señor Serrano Jover fueron saludados por numerosas comisiones de afiliados a «Derecha de Cataluña» y al tradicionalismo, de Gerona, Barcelona, Lérida, Villanueva y Geltrú, Sitges, Vich, Granollers, Arenys del Mar y otra infinidad de poblaciones que en número crecidísimo habían concurrido al acto Los ferrocarriles catalanes y la Compañía de M. Z. A. habían organizado servicios especiales para los concurrentes.

Banquete en honor de los oradores

Al terminar el mitin, una gran parte de los asistentes se trasladó a la amplia nave de una fábrica tarrasense, donde se había dispuesto el banquete.

Al cual, excelentemente servido, concurrieron más de mil comensales. Al final del mismo, hicieron uso de la palabra un representante de «Derecha de Cataluña», de Tarrasa, el señor Matalonga; otro de Barcelona, el señor Joaniquet, y a continuación se levantó el diputado tradicionalista señor Bau, que hizo un discurso felicísimo de palabra y de concepto, haciendo un elogio de la cordialidad entre los afines y señalando su compenetración con el «Bloque Nacional». Fue aplaudido calurosísimamente, y saludado con numerosos vivas al tradicionalismo, al Bloque y a Derecha de Cataluña.

A continuación, hablaron nuevamente el señor Sala, don Alfredo Serrano Jover y don José Calvo Sotelo, para agradecer el agasajo y proclamar su fe en el triunfo de las ideas que el Bloque Nacional h a venido a sembrar por todas las tierras de España.

En el local, que había sido adornado con gusto y en cuyo testero principal campeaba una monumental inscripción en la que se leía: «El Bloque Nacional salvará a España», se había montado una instalación de altavoces imprescindible, dadas las dimensiones del local y la Inmensa concurrencia de comensales.

Al terminar los discursos, el orfeón de la Juventud Tradicionalista, de Tarrasa, cantó algunos himnos que fueron aplaudidos por toda la concurrencia con el mayor entusiasmo.

En Barcelona

Mediada la tarde, se organizó nuevamente la caravana automovilista, encaminándose a Barcelona, donde los señores Calvo Sotelo y Serrano Jover visitaron las oficinas centrales de «Derecha de Cataluña», donde les esperaba numeroso público, al que hubieron de dirigir breves palabras de salutación, después de lo cual se trasladaron a la calle de Séneca, núm. 15, donde inauguraron los nuevos locales de «Derecha de Cataluña», correspondientes al distrito octavo.

Hicieron uso de la palabra, la señorita María Flaquer, que dirigió en términos elocuentísimos un saludo a los directivos de Renovación Española, contestando luego los señores Serrano Jover y Calvo Sotelo en breves palabras, que produjeron fervoroso entusiasmo de la concurrencia que rebosaba de todos los salones de la casa.

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