A RAJATABLA
Ni pizca de benevolencia frente separatismo
En un acto público
celebrado en Tarrasa, el señor Cambó ha puesto de relieve, una vez más, la
tontería del "hecho diferencial".
Los partidos
nacionales, es decir, los partidos de sentido español, no tienen que hacer
nada—a juicio del señor Cambó—en Cataluña, "porque los que no son de la
familia" no deben perturbar la casa ajena.
Formular, después de
los sucesos de octubre, una declaración semejante, se nos antoja un baldón de
ignominia, lanzado sobre el recuerdo gloriosa de los soldados leales que
cayeron la noche del 6 de octubre en la histórica plaza de San Jaime.
A nosotros no nos
sorprende nada que venga del separatismo, franco o encubierto. Pero ¿es que las
autoridades españolas van a consentir, como antes, una propaganda que condujo,
cuando la realizaba la Esquerra, a los dolorosos resultados que ya conocemos?
Se necesita, para
tolerar esa campaña, que viene a reverdecer los mejores tiempos de la Lliga,
que el Estado, y en su nombre, el Gobierno, tenga una decidida vocación al
suicidio. Que se niegue a los partidos nacionales el derecho a intervenir en
Cataluña, nos parece monstruoso, y que se permita divulgarlo, nos parece
inconcebible, porque nada similar se toleraría en ninguna parte del mundo.
Frente a las audacias
del separatismo, que retoña porque no se le aplicaron los castigos debidos,
levantamos nuestra voz de alarma y de protesta. Porque para un separatista no
tenemos piedad ni aun siquiera consideración personal. Como al señor Cambó no
se le erigió en beneficiario de la rebeldía de la Esquerra, el señor Cambó
torna a sus pretéritas predicaciones, ¡parece increíble, en un hombre de su
talento y de su experiencia, que ha gobernado para España, sin atreverse a
abordar desde el Poder una cuestión como ésta, que ofende los sentimientos
españoles!
Creemos llegada la hora
de que se ponga término a situaciones que permitan tales propagandas. El señor
Cambó dijo que el régimen provisional es el estuche en que se conserva la
autonomía de Cataluña. Pues bien; rómpase el estuche y declárese de una vez que
jamás, jamás ninguna región española volverá a tener instituciones políticas
que quebranten la unidad del Estado y se presten a tan vergonzosos episodios
como los del ridículo alzamiento en pro del Estat Catalá.
Así, a rajatabla.
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