lunes, 2 de octubre de 2017

El Diluvio, martes 13 de marzo de 1934, página 7.

Antonio Marín, acusado de haber asesinado en Tarrasa al patrono Francisco Masana, fue absuelto por el Tribunal de Urgencia.

Ayer mañana se celebró la vista de la causa por el asesinato del patrono de Tarrasa don Francisco Masana, hecho perpetrado el día 19 del pasado.

Presidió la sala el señor Alfonso, actuando junto con los magistrados señores Zúñiga y Pérez.

Defendió la sala el señor Fernández Ros y actuó como fiscal el señor Ensausti.

Asistió a la vista mucho público, entre el cual había muchas mujeres.

EL HECHO PERSEGUIDO

Según el fiscal, a las siete y media del día 19 de febrero, en la calle de Rutlla, al pasar el señor Francisco Masana, gerente de Hilaturas de Tarrasa S.A., acompañado de Juan Bach, se oyó un disparo y el señor Masana cayó al suelo, herido mortalmente.

Su acompañante no vio al agresor. Perseguido el autor del atentado, logró huir. Por la noche fue detenido Antonio Marín, que en cierta ocasión había amenazado de muerte al señor Masana.

DECLARA EL PROCESADO

Antonio Marín dice que cuenta 16 años. Niega haber amenzado al señor Masana y explica lo que hizo el día antes con todo detalle. Refiere que no conocía al señor Masana y sí a un hermano suyo.

PRUEBA TESTIFICAL

Declara en primer térmico José Cadafalch, médico forense. Dice que la herida por arma de fuego fue inferida por la espalda por un individuo mucho más alto que el señor Masana, o que estaba en un plano superior.

Don Juan Boch acompañante de la víctima, explica los hechos tal como constan en el apuntamiento. El presidente ordena que el acusado se ponga el abrigo que consta en autos, y el testigo no reconoce a Marín.

Luego comparece Amadeo Blasi, “speaker” de la radio, que estaba en un bar cuando oyó el disparo y salió en persecución del agresor. No reconoce al acusado, aunque dice que le vio de lejos y de espalda. Jaime Lluch, dueño del estanco, vio a un joven que corría por la calle de Rutlla. No reconoce al del banquillo, y le parece que era más alto y gordo. Gabriel Sánchez de catorce años, estuvo jugando con el acusado hasta las siete, hora en que marchó al trabajo. Vio a un individuo que corría y no reconoció a su amigo el fugitivo.

Manuel Villareal Calvo, guardia civil, oyó el disparo estando a doscientos metros. Vio a un hombre que corría, que llevaba un abrigo oscuro. Se metió en una calleja oscura y desapareció. Llevaba un sombrero puesto y era de estatura regular. Le parece que el color del abrigo es el mismo.

A instancias del presidente es puesto el abrigo de nuevo al acusado y no es reconocido por el guardia, que dice era más gordo y más alto.

Antonio Sánchez, guardia civil, también declara lo mismo que si compañero, y tampoco reconoce al procesado.

Manuel Sánchez, de 18 años, dice que el procesado no ha usado nunca abrigo; Magín Sánchez, hermano del anterior, declara en idéntico sentido.

Juan Diego, estuvo jugando con el acusado hasta las siete de la tarde.

Don Juan Masana no comparece, porque estalló una bomba en su casa la noche anterior.

José Puig Arnau, periodista, dice que el individuo que corría por la calle del Colegio venía en dirección contraria. A treinta metros desvió el hombre y no pudo precisar su fisonomía. Le parece que no es el sentado en el banquillo. A preguntas de la defensa, no puede precisar ni el color ni lo que llevaba desabrochado. Cree que era más viejo que Marín.

Antonio Prats, encargado de la fábrica Masana, dijo que al pasar por la calle de Quemada, Juan Masana le dijo que había visto que acababa de pasar Antonio Marín vestido con un abrigo y que iba muy deprisa. Le dijo también que le extrañaba, porque Marín no llevaba nunca abrigo.

Preguntado por el fiscal dijo que en una ocasión Marín, al ser despedido por falta de trabajo, pidió a don Juan Masana la semanada o trabajo. Dice que ignora que Marín amenazara de muerte al señor Masana.

Agrega que el señor Masana tenía también alguna enemistad con motivo de una quiebra.
Ramona García dice que encontró el abrigo que entregó a la policía.

Ramona Bes, conocida del procesado, dijo que a las siete se encontraron en las cercanías cuando sonó el disparo. Persiguió al agresor junto con los guardias civiles y sólo le vio de espaldas.

Dijo que el que corría le pareció más alto y más gordo que el procesado.

Salvadora Ferrer, compañera de Ramona y de su otra acompañante, a quien cortejaba Marín. Su declaración concuerda con la de Ramona. Dice que a la mañana siguiente, al enterarse de la detención de Marín, se fue a ver a su prometida que dijo:

─ Ya ves, estuvo conmigo y ahora le detienen.

Alfredo Hernández, uno de los transeúntes que persiguieron al fugitivo, dijo que no le vio la cara, y que el que perseguían llevaba un sombrero y era mucho más alto y grueso.

Francisco López encontró al Marín a las siete y media en la Rambla, que se despedía de unas chicas, y que le acompañó hasta la barriada de San Pedro, que está en la parte alta de Tarrasa. Le dejó después de un cuarto de hora y no observó nada anormal.

INFORMES Y SENTENCIA

El fiscal pronunció un largo informe pidiendo la pena de doce años de presidio para el procesado, estimando la atenuante de ser menor de diez y ocho años el reo.

El defensor se extendió en el análisis de la prueba para demostrar la inculpabilidad del procesado y terminó solicitando una sentencia absolutoria.

Retirado a deliberar el Tribunal de Urgencia, apreció la no existencia de pruebas condenatorias y dictó una sentencia absolutoria.


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