domingo, 15 de octubre de 2017

El Financiero (Madrid). 30/3/1934, n.º 1.722, página 3.

Recordamos al señor Pau cómo se acabaron el pistolerismo, que había producido más de un millar de víctimas en Barcelona, y los asaltos de bandidaje, a raíz de la Dictadura.

A aquel asalto de Barcelona sucedió a los tres días el del Banco de Tarrasa, y fue tal la ejemplaridad de la pena capital aplicada a los autores aprehendidos, completada, después, con el duro escarmiento de los tres condenados a la última pena, que se ejecutó en la cárcel de Madrid, por el crimen del tren correo de Andalucía, que ello bastó a dejar a todo el país en la mayor seguridad de vidas y haciendas y en la tranquilidad espiritual más completa.


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