domingo, 24 de diciembre de 2017

El Diluvio, Edición del viernes 6 de julio 1934, página 16

Un camión que llevaba una velocidad vertiginosa atropelló cerca de esta ciudad a una tartana el interior de la cual iba ocupado por gitanos.

Resultaron con diversas heridas en varias partes del cuerpo.

El domingo el señor Carlos Freixa, conduciendo un automóvil de su propiedad atropelló al niño de 9 años Manuel Canes, con domicilio en la calle Vendrell.

Dicho niño se encontraba en esta ciudad por formar parte de los “xiquets” que actuaron durante estas fiestas.

Precisamente cuando levantaban una de sus clásicas torres en la calle Topete, llegó el señor Freixa con su coche, queriendo pasar, a despecho de la multitud, que rodeando a los “Xiquets”, presenciaban la agilidad y destreza de los mismos.

El público protestó de la actitud de dicho señor y éste dio marcha al vehículo, cogiendo bajo sus ruedas al niño Canes.

Ante el atropello, la multitud echóse encima del imprudente automovilista, propinándole una regular paliza, librándole de las populares la llegada de los guardias.

Recogido el niño, fue trasladado en el mismo coche al Dispensario municipal y de allí a su domicilio.

Del hecho se ha presentado la correspondiente denuncia al Juzgado.

El niño Juan Arrufat, domiciliado con sus padres en la calle de la Agricultura, 29, fue asistido durante la tarde del lunes en el Dispensario municipal de una herida en el labio superior, producida por la mordedura de un perro.

Después de asistido pasó a su domicilio, dando cuenta al Juzgado de lo ocurrido.

Anteayer tarde, cuando los niños de la escuela de don Antonio Sánches jugaban en el Bosque conocido como Can Petit, en ocasión de haber salido a pasar la tarde al campo en compañía del maestro, encontraron cerca de una roca, liados con un periódico, la friolera de 29 cartuchos de dinamita, con los cuales los muchachos seguían jugando, dándose cuenta de ello el maestro, que vigilaba los juegos de sus discípulos.

Puesto el encuentro en conocimiento de la guardia civil, ésta se hizo cargo de la dinamita.

Mientras con otros niños de su edad jugaba la niña de 10 años Teresa Andreu, habitante en la calle de Angel Guimerá, 84, recibió una pedrada en la frente, produciéndole una fuerte herida, de la que fue curada en el Dispensario municipal.

Ha terminado la fiesta mayor, siendo los últimos festejos las funciones de gala que han tenido lugar en todos los teatros de la ciudad y el castillo de fuegos artificiales que, como de costumbre, se dispara en el extremo norte de la Rambla de Egara.

Todos los espectáculos y festejos, así los de sociedad como los callejeros, han sido presenciados por gentíos extraordinarios, sin que, afortunadamente, hubiera incidentes, dejando el ocurrido por el señor Freixas – del cual damos cuenta más arriba – que bien pudo terminar en tragedia.

Una vez más los tarrasenses han dado una prueba de sus altas dotes cívicas, de lo que pueden sentirse orgullosos.


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