miércoles, 20 de diciembre de 2017

La Vanguardia, Edición del martes, 03 julio 1934, página 16

VISTA DE CAUSAS EN LA AUDIENCIA

TRIBUNAL DE URGENCIA

SECCIÓN TERCERA

CAUSA POR HOMICIDIO

En la Sala tercera de la Audiencia se reunió ayer el Tribunal del Jurado que debe fallar la causa seguida contra Guillermo Leyesey, que el día 31 de marzo de 1933 mató en el Paseo de Gracia, delante del Banco de Bilbao, a don Luis Pascual.

Presidió el Tribunal el magistrado señor De Iturriaga. Lleva la acusación fiscal el señor Fores y la privada el letrado señor Lladó Vallés. De la defensa está encargado el abogado don Alejandro Zurbano

Para este Juicio hay citados más de 180 testigos de la acusación y de la defensa.

Dada, la voz de audiencia pública, empieza la lectura de los apuntamientos.

Según éstos, el día 31 de marzo de 1932 el procesado Guillermo Levesey, antiguo jefe del Crédit Lyonnais de Tarrasa, que tenía antiguos resentimientos profesionales con don Luis Pascual, director del Banco, esperó a éste en el Paseo de Gracia, pidiéndole un certificado que le permitiese trabajar en otro Banco. El señor Pascual se negó a la pretensión del señor Levesey, y éste disparó unos tiros contra su antiguo jefe, matándole.

El fiscal califica el hecho de homicidio, y el defensor considera los hechos constitutivos de un delito de homicidio simple con eximentes.

Después de leídos los apuntamientos, se pasa al interrogatorio del procesado.

A las generales de la ley, dice llamarse Guillermo Levesey Soler, de cuarenta y ocho años, casado. Ha sido procesado con anterioridad por un supuesto delito de estafa promovido por don Luis Pascual, del que fue absuelto con todos los pronunciamientos favorables el día 15 de octubre de 1930.

Contestando a preguntas del fiscal, el procesado explica sus relaciones con don Luis Pascual. Dice que le conoció en 1904, siendo él botones del Crédit Lyonnais. El señor Pascual era entonces meritorio de la misma Banca.

Añade que en mayo de 1920, cuando ya había él ascendido a jefe de la sección de informes del Lyonnais, se lo llevó el señor Pascual, que era subdirector del Crédit Lyonnais, para ir a implantar la sucursal del Banco de Bilbao en Barcelona, por haber sido nombrado director el señor Pascual.

Afirma que el mismo año ascendió a apoderado del Banco de Bilbao y tercer director jefe de la sección de créditos, y en 1934 pasó a Tarrasa como jefe de la Agencia. El director verdadero era el señor Pascual, que dirigía las sucursales de Barcelona, Tarrasa y Sabadell.

Sigue diciendo que en Tarrasa se hacían grandes beneficios y se hacían préstamos importantísimos a los industriales de Tarrasa, bajo la autorización directa del señor Pascual. A consecuencia de esto se debían grandes cantidades al Banco y en 1926, iniciada una crisis en la industria textil, sobrevinieron grandes dificultades para reintegrar los créditos.

Continúa el procesado diciendo que en estas condiciones vino una indicación de los altos organismos del Banco, para salvar la situación. El declarante dice que no quiso ponerla en práctica porque no era legal, siendo suspendido de empleo y sueldo por esto.

No se conformó el procesado y reclamó una indemnización y el sueldo correspondiente. Como no se lo dieron, removió influencias y se preparó a llevar el asunto a los tribunales.

Luis Pascual, dice el procesado, se adelantó y para evitar ser responsable del desastre delante del Consejo del Banco presentó una denuncia el año 1926 contra Levesey, acusándole de una estafa de varios millones. El juez de Tarrasa no aceptó la denuncia, y entonces el señor Pascual le reiteró en Barcelona, siendo detenido Levesey, que estuvo once meses en la cárcel. El año 30 fue absuelto en la Sala segunda, con todos los pronunciamientos favorables.

El procesado continuó reclamando la indemnización y al mismo tiempo procuraba levantar algún negocio. Fracasó repetidamente por el sabotaje de que le hacia objeto el señor Pascual, apoyándose en el antecedente de su proceso.

Viendo que la vida en España se le hacía imposible, marchó a Francia. La situación allí fue peor que en España.

—Al volver a España—añade el procesado— vencido, decidí suicidarme y escribí dos cartas. Una a mi abogado y la otra al juez. La llevé a casa de un amigo y más tarde encontré al señor Pascual y fue entonces cuando le maté.

A preguntas del fiscal, dice que no llevaba ninguna intención de matarle. El defensor le preguntó si había escrito las cartas, y si reconoce las que figuran en el sumario.

El acusado contestó afirmativamente, y aclara que las escribió por la mañana, habiendo decidido matarse por la tarde para arreglar unos papeles y asuntos relacionados con su familia.

Terminado el interrogatorio, se pasa a la prueba testifical.

Comparece el guardia urbano que detuvo al señor Levesey y auxilió al herido.

A preguntas del fiscal, dice el testigo que estando de servicio oyó un disparo. Me llamó la atención y vi a un señor que se tambaleaba. Quise intervenir, pero el agresor, que era el del banquillo, continuaba disparando. Esperé que terminara, porque yo no llevaba armas; después le detuve.

El agresor, al terminar, arrojó la pistola encima del agredido.

Don Pedro Caritz, empleado de comercio. Conoce al procesado desde la infancia. Dice, a preguntas de las partes, que Levesey tenia resentimientos con Pascual porque le perseguía comercialmente.

Don Julio Usis, apoderado del Banco de Bilbao. Dice que el señor Pascual era un hombre ponderado, fino, amable e inteligente y que era incapaz de perseguir a nadie.

Manuel Esquins, médico. Da excelentes informes del señor Pascual. Dice que la madre política del señor Pascual perdió la razón.

Después de estos testigos y visto lo avanzado de la hora, cerca de las dos, el presidente levanta la sesión para continuarla hoy, a las diez de la mañana.


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