jueves, 7 de diciembre de 2017

Mundo gráfico. 20/6/1934, páginas 6 y 7.

ASPECTOS CATALANES

La atracción del campo, como anticipo de bienestar y de libertad, es la característica de los obreros y clase media de Cataluña

Los catalanes—incluyendo en esta denominación a todos los ciudadanos que residen en Cataluña—tienen de las fiestas, y sobre todo de las fiestas populares y tradicionales, un concepto que no suelen tener de ellas los habitantes de otras regiones.

Un día de fiesta—el Jueves Santo, Pascua de Resurrección o de Pentecostés o el 1º de Mayo—se celebra de un modo especial. Generalmente, se dedica al campo. Y con tal motivo se realiza una excursión que dura toda la jornada.

En Cataluña, las manifestaciones políticas o sociales terminan o van seguidas de una salida al campo para respirar a pleno pulmón, y comer, o merendar, al aire libre, a la sombra de los pinos o de las grandes arboledas. En las fiestas de Pascua de Resurrección y de Pentecostés, al día siguiente de haber cantado los numerosísimos coros las tradicionales caramelles por las calles de las ciudades y pueblos y, desde luego, ante las casas de las representaciones de la autoridad y de las personas de más prestigiosa relación con los organizadores de las entidades corales y de sus componentes, éstas se .dirigen al campo—a las montañas inmediatas a su punto de residencia, o a los alrededores de los ríos o junto al mar correctamente .formados y precedidos de una banda de tambores y cornetas o acompañados de una banda de música. Y regresan de la excursión en la misma forma.

Realmente, es un contrasentido que un pueblo individualista y rebelde, dentro de la disciplina de la libertad y la democracia, sienta una instintiva inclinación a las formaciones de tono militar, que entrañan el desfile de los coros, para ir al campo a hacer una comilona y a pasar un día alegre y divertido.

Como en las demás fiestas, pues, como en los días de asueto, este año, el 1º de Mayo, la mayoría de los trabajadores y sus familiares y muchísimas familias de la clase media han salido al campo. Sin ningún medio de locomoción ni de transporte en la ciudad—lo que resulta un poco molesto hasta para los mismos obreros, y exagerado—más que los Metros y los trenes eléctricos que conducen a la montaña: a las Planas, a Vallvidrera, a San Cugat, a Rubí, o los del Norte que van a Moncada, Sabadell, Tarrasa y Manresa, los excursionistas han atravesado la gran urbe de parte a parte, unos, o han recorrido cortos trayectos, otros, para embutirse, apretujados, en los citados trenes, y trasladarse a largas distancias para estar más alejados de la ciudad, o han ido a la montaña de Montjuich, o a las de Horta, con sus cestos repletos de viandas, sus paquetes con todo lo necesario para pasar el día fuera y con sus garrafones o botas de vino para, ayudar a bien comer.

Del mismo modo que en la mayor parte de las fiestas y no pocos domingos—aunque con más afluencia de gente—, los catalanes, y más concretamente los barceloneses, han pasado un día más en el campo respirando el aire puro de los pinares, el aroma de la retama y del romero y en un ambiente de alegría, de satisfacción y de fraternidad. Las excursiones a la monta- ña (a las montañas que rodean a Barcelona) constituyen una de las notas más simpáticas y características de nuestros obreros y artesanos. Ellos no dejan de cumplir sus deberes ciudadanos; pero una vez lo han hecho, be dirigen enseguida al campo, como para sacudirse el peso de la atmósfera viciada de las grandes ciudades. Consideran el campo como un anticipo del bienestar y de la libertad, por los que tanto luchan y sufren.

CLAUDIO FERRAN


No hay comentarios: