viernes, 28 de abril de 2017

El Diluvio, Edición martes 20 de junio de 1933, pág. 3

Mitin de la Unió de Rabassaires en Tarrasa

En la Casa del Pueblo de Tarrasa se celebró el domingo el anunciado mitin organizado por la Unió de Rabassaires de Catalunya.

Para asistir al acto se trasladaron a Tarrasa nutridas representaciones de las Asociaciones de Rabassaires de todas las poblaciones de la comarca del Vallés. El local se llenó por completo.

A las once en punto de la mañana abrió la asamblea don Enrique Torres, presidente del Sindicato de la Unió de Rabassaires de Terrassa quien explicó el objeto del acto, que era el de fijar posiciones y dar orientaciones ante la inminente aprobación de la ley sobre los conflictos derivados de los contratos de cultivo.

A continuación, habló don Ramón Mas, en representación del Comité central de la Unió de Rabassaires, quien se refirió a la intervención judicial en los pleitos creados en el reparto de las ventas de las cosechas, y manifestó que no era nada extraño que la burocracia encargada de administrar justicia diese la razón a los propietarios, porque era aún en su totalidad un organismo desafecto al régimen.

El diputado al Parlamento catalán don Martín Rouret dijo, entre otras cosas, que el acto que se celebraba probada que los hombres de Esquerra Republicana tienen por principio ineludible de su actuación el cumplimento de la palabra dada, y que en la reunión tenía por principal objeto ponerse de acuerdo para que los rabassaires sepan cómo han de cumplir unas leyes que, interpretación de unos anhelos hace tiempo sentidos iba estructurando el Parlamento de Cataluña.

Acto seguido hizo uso de la palabra el presidente de la Comisión Agraria en el Parlamento de Cataluña, don Manuel Galés.

Inició su discurso explicando el alcance de las dos leyes agrarias que se propone estructurar el Parlamento Catalán.

La ley dicha de solución de los conflictos derivados por los contratos de cultivos, y la ley “grande”, o sea la definitiva.

La primera significa – manifestó – la ratificación de la actuación de los rabassaires para salir de la situación injusta y vergonzante, que es la cosa más revolucionaria que se ha realizado desde la proclamación de la República. Esto se ha hecho aprovechando la rendija que dejaba la antigua legislación que en mala condición ponía al hombre del campo.

Finalmente dirigió la palabra a los reunidos el diputado a Cortes y miembro directivo de la Unió de Rabassaires de Catalunya, el señor Aragay, quien dijo que, si bien a los reunidos les era un sacrificio asistir a los actos como el que se estaba celebrando, abandonando por unos momentos los trabajos del campo, que recordasen también que lo que se trata es de salvar la cosecha de este año y de todos los años futuros.

Afirmó que lo que se iba a hacer no era crear nuevos propietarios de la tierra, sino un nuevo sistema de propiedad, un nuevo derecho de trabajo y de gozar de los beneficios de éste.

Después de otras consideraciones, el señor Aragay dijo que al enarbolar la bandera catalana era preciso hacerlo con el máximo sentido de justicia social y que los rabassaires no debían dar su adhesión condicional a ningún partido, por el contrario, una adhesión condicional al cumplimiento de los principios democráticos y sociales.

Todos los oradores fueron muy aplaudidos.

El acto, que fue presidido por los oradores citados, terminó minutos después de la una de la tarde.


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