Lo que se ha hecho
—¿Y esto por qué sucede?
—Por diversas causas, como puede
suponerse. Pero las principales son la falta de higiene y de atención. Si estas
criaturas, hijas en su mayoría de familias necesitadas, pudieran ser tratadas
facultativamente de una manera adecuada, se salvarían, por lo menos, la mitad.
Para esto, los médicos necesitamos Dispensarios de Puericultura donde poder
enseñar a las madres a vestir, alimentar y tratar al mamoncillo, para
preservarle de la enfermedad o curarle, si ya enfermó. Necesitamos también
vacunar a todos los recién nacidos contra la tuberculosis, e internar a los
niños enfermizos y pretuberculosos de cinco a doce años en Preventorios donde
el aire, la luz y la limpieza tonifiquen sus pulmones y modelen sus músculos.
—¿Y no puede hacerse nada de todo
esto?
—Sí, algo sí. El «Segell
Pro-Infancia» inició su actuación construyendo una Guardería para hijos de
obreros en la barriada de San Andrés. Hay allí ahora setenta niños de más de
quince días y menos de tres años. Las madres los llevan a las siete y media de
la mañana y pasan a recogerlos a las seis y media de la tarde. Los atiende
personal preparado para este menester y los visita diariamente un médico
especialista.
—¿Nada más?
—Idéntica a la de San Andrés se ha
construido otra Guardería en Tarrasa, en unos terrenos cedidos por el
Ayuntamiento. Y en Arenys de Mar se está terminando un Preventorio-Escuela
capaz para 140 niños.
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