sábado, 5 de octubre de 2019

Crónica (Madrid. 1929). 2/2/1936, página 18.


Lo que se ha hecho

—¿Y esto por qué sucede?

—Por diversas causas, como puede suponerse. Pero las principales son la falta de higiene y de atención. Si estas criaturas, hijas en su mayoría de familias necesitadas, pudieran ser tratadas facultativamente de una manera adecuada, se salvarían, por lo menos, la mitad. Para esto, los médicos necesitamos Dispensarios de Puericultura donde poder enseñar a las madres a vestir, alimentar y tratar al mamoncillo, para preservarle de la enfermedad o curarle, si ya enfermó. Necesitamos también vacunar a todos los recién nacidos contra la tuberculosis, e internar a los niños enfermizos y pretuberculosos de cinco a doce años en Preventorios donde el aire, la luz y la limpieza tonifiquen sus pulmones y modelen sus músculos.

—¿Y no puede hacerse nada de todo esto?

—Sí, algo sí. El «Segell Pro-Infancia» inició su actuación construyendo una Guardería para hijos de obreros en la barriada de San Andrés. Hay allí ahora setenta niños de más de quince días y menos de tres años. Las madres los llevan a las siete y media de la mañana y pasan a recogerlos a las seis y media de la tarde. Los atiende personal preparado para este menester y los visita diariamente un médico especialista.

—¿Nada más?

—Idéntica a la de San Andrés se ha construido otra Guardería en Tarrasa, en unos terrenos cedidos por el Ayuntamiento. Y en Arenys de Mar se está terminando un Preventorio-Escuela capaz para 140 niños.

No hay comentarios: