Lo de Olesa de Montserrat
LA PRENSA DE ANOCHE
Para que nadie pueda
creer que hay parcialidad en nuestros relatos, nos complacemos en recortar lo
que, coincidiendo con nosotros, decía ayer, periódico de tan distinta ideología
a la nuestra, como «La Noche».
Helo aquí:
«El espectáculo de unos
Jóvenes y un sacerdote, cruzando, en caravana de presos, por las vías más
céntricas de la ciudad, no es plausible. Dejando de lado que todas esas
excursiones de los tradicionalistas son harto viejas y harto conocidas, para
otorgarlas, a estas alturas, alcance de gran descubrimiento, ya que Incluso durante
la Monarquía se sabían Y se toleraban; no debió paseárseles por la ciudad; renovando
procedimientos inquisitoriales en el siglo XX.
Si se estima que los
detenidos delinquieron, hizo bien la Policía en detenerles, pero hizo mal en
exponerles a cualquier agresión del populacho. Era una crueldad basta para los
que somos más refractarios al tradicionalismo.
La Policía ha de velar
por el orden público y no le está ni medio bien que lo perturbe con desfiles
que desdicen de la época en que vivimos y que eran perfectamente evitables. Por
el honor de la República, hechos así no debieran repetirse.»
Tambien el corresponsal
en Tarrasa de «El Noticiero Universal» coincide con nuestra información al
referir los hechos. Véase lo que dice dicho periódico de las noticias recibidas
de dicho corresponsal:
«Nuestro corresponsal
en Tarrasa nos comunica, que, entre los detenidos en el bosque denominado Can
Tubella, en Olesa de Montserrat, figuran dieciocho tarrasenses, añadiéndonos que
ese «aplec» se viene celebrando desde hace mucho tiempo, concurriendo vecinos
de los pueblos próximos, especialmente de Tarrasa y Manresa, en unión de sus
mujeres y niños.
Estos quedaron en libertad
al practicarse las detenciones.
En cuanto al sacerdote
también detenido, nos informa que se trata del capellán de la Colonia Gomis, y fue
al «aplec» para celebrar una Misa que le había sido encargada, verificándose su
detención cuando ya se retiraba de regreso a la expresada colonia.
LA DETENCIÓN DEL
SACERDOTE
En el momento de ser
detenido el sacerdote ocurrió una escena que impresionó a todos los que la
presenciaron, menos al señor Badía y sus agentes. Varios niños, a los que el
sacerdote instruye, al ver qué le maltrataban, se echaron a llorar con
verdadero desconsuelo. El auxiliar de la escuela se adelantó entonces, generosa
y virilmente, y les dijo, a los guardias:
—Deténganme a mí, y no a
ese sacerdote, que nada ha hecho.
Pero no hubo apelación.
Era preciso detener a un cura.
NUESTRA PROTESTA
Protestamos
enérgicamente contra los crueles y bárbaros atropellos de que han sido víctimas
nuestros correligionarios y contra el proceder arbitrario y despótico de quienes
ordenaron las detenciones y prepararon el bochornoso espectáculo que el domingo
tuvo que presenciar Barcelona, impropio de un país civilizado; pero tengan
presente que nada es eterno en este mundo y que a todos los déspotas les suele
llegar su hora, la hora de rendir cuentas de sus desmanes y de caer
estrepitosamente al impulso de las iras populares. Y tal vez este momento esté
más cerca de lo que ellos se figuran.
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