sábado, 31 de agosto de 2019

El Progreso agrícola y pecuario. 15/1/1936, n.º 1.902, página 20.


El caballo de Atila

¿Te acuerdas, lector, de aquellos furibundos artículos que se escribieron, no hace mucho, contra Cataluña, cuando la Generalidad dispuso que mientras tuvieran trigo en sus paneras los agricultores de aquella región no se permitiera su importación del resto de España?

No hace tanto de esto; la prensa de Castilla y de Extremadura se distinguió por la violencia de sus ataques. Lo menos que se llamó a Barcelona fue separatista, y lo menos que se propuso fue que los paños de Tarrasa no se adquirieran en Castilla, para dar la réplica a los catalanes.

Bueno: pues la "Gaceta" acaba de publicar un decreto del Ministerio de Agricultura dando la preferencia—casi será mejor decir la exclusiva—a las provincias limítrofes a Madrid para surtir de trigo a la capital. Espero que los periódicos que tacharon de separatistas a los catalanes no dejen de adjudicar el mismo título a los madrileños. Si no lo hacen, no serán justos.

Ahora deben ser los periódicos de Castilla la Vieja quienes insulten a las gentes de Castilla la Nueva, que les ciega el principal centro de consumo.

Y si esta vez no diputamos separatistas a los madrileños, me atrevo a esperar que cuando en agosto vuelva la Generalidad de Cataluña a dictar una disposición de tipo semejante para proteger a los payeses, tengamos el buen gusto de callarnos.

Porque lo que está mal, lo está hágalo Madrid o Barcelona, y no puede aplaudirse o silenciarse a la primera lo que se censura a la segunda de estas capitales.

La verdad verdadera es que tan mal está lo uno como lo otro, y que no hay derecho a hacer de mejor condición a los labradores de Cáceres y Valladolid que a los de Ávila y Segovia, y a los de Cuenca que a los de Ciudad Real.

Todo ello es uno y lo mismo: un intervencionismo estúpido del Estado, que, en eso, como en lo demás, va a acabar con la producción y el trabajo nacionales.

¿Cuándo despertará el campo de este mal sueño? ¿Cuándo volveremos a producir y vender libremente, como producíamos y vendíamos antaño?

¿No está ya convencido todo el mundo de que la intervención del Estado es como el caballo de Atila, que donde pisa no vuelve a salir hierba?

CAMPESINO

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