viernes, 22 de junio de 2018

Estampa (Madrid. 1928). 9/3/1935, página 19.


LOS MURCIANOS SON TRABAJADORES

Realmente, cuando llegue el momento, si es que llega, los catalanistas exaltados no lo van a sentir mucho. Entre ellos y los murcianos no existen, ni han existido nunca, unas relaciones, muy cordiales. Frecuentemente los periódicos satíricos de Barcelona dedican caricaturas, sueltos e informaciones pintorescas a los murcianos que viven aquí. Para ellos, los murcianos son la causa de todos los males; llevan a Cataluña la enfermedad del tracoma; se "enchufan" en buenos destinos; son pistoleros... Claro que estas acusaciones pintorescas no dejan de ser broma más o menos pesadas, pero sin ningún fundamento. Los murcianos son, por regla general, gente muy trabajadora.

—La mayoría de los miembros de nuestra colonia—dice don Federico de la Cruz—son obreros. Hay entre ellos muy buenos ebanistas y excelentes mecánicos. Otros son pequeños comerciantes, empleados de oficinas, particulares, cantaores de flamenco... al fútbol; de una gramola próxima salían los tristes lamentos de una taranta...

—¿Cómo se llama este barrio? —le pregunté a un transeúnte.

—Nueva Murcia.

LA RAZA NÓMADA

Pero no todos los murcianos de Barcelona viven en La Torratxa. También los hay en San Andrés, en Pueblo Nuevo, en las estrechas y sombrías calles del distrito quinto, en los barrios del Ensanche. Se calcula que más de ochenta mil de ellos habitan en Barcelona y otros quince o veinte mil en el resto de la región, principalmente en Sabadell, Tarrasa y Hospitalet.

—¿Por qué hay tantos murcianos en Barcelona? —le he preguntado al periodista don Federico de la Cruz, uno de los más activos y entusiastas directivos de la Casa de Murcia.

—Pues... por el hambre—me ha contestado—. El paro obrero, el cierre de las minas de nuestra tierra, las terribles sequías, los empujan fuera de Murcia, hacia otros lugares donde haya trabajo, donde se pueda vivir. Algunos se van a Francia, al Midi, a trabajar la tierra; otros se marchan a América; la mayoría se vienen aquí, donde ya tienen amigos y parientes. Además, somos una raza nómada...

Efectivamente, los murcianos son bastante nómadas. Hace quince años, en 1920, según el censo de Barcelona, veinticinco mil habitantes de la ciudad habían nacido en Murcia. De entonces a hoy, esa cifra se ha triplicado. Casi todos los años, dos o tres mil murcianos nuevos llegan a engrosar la ya numerosa colonia de su región que vive en Cataluña. Sin embargo, dicen que en estos últimos tiempos ha decrecido la corriente inmigratoria.

—Muchos de mis paisanos—me asegura don Federico de la Cruz—vinieron en los tiempos en que se preparaba la Exposición Internacional. Entonces, como había mucho trabajo, llegaron a miles, y la mayoría de ellos se quedaron aquí. Pero las cosas han cambiado mucho y Barcelona sufre también las consecuencias de la crisis mundial. Cada año llegan menos murcianos, porque es dificilísimo encontrar trabajo, y, en una fecha próxima, no vendrá ninguno.

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