lunes, 15 de octubre de 2018

El Diluvio, Edición 21 de mayo de 1935, pág. 23


Los republicanos izquierdistas de esta ciudad organizan con autocares un viaje a la capital valenciana para el próximo sábado, con el fin de asistir al mitin que el día siguiente se celebrará en la plaza de toros de la mencionada capital en el cual tomará parte el insigne republicano don Manuel Azaña.

Actualmente es muy crecido el número de las inscripciones, teniéndose la impresión que todavía aumentará considerablemente.

El ciudadano Juan Pomés Alzamora (he aquí otro republicano íntegro de las filas egarenses, que acaba de pasar los umbrales del más allá misterio).

El ciudadano Pomés fue, desde muy joven un republicano entusiasta, habiendo desempeñado durante su ya larga vida de lucha política, varios e importantes cargos directivos de la masa republicana agrupada bajo las banderas de la Casa del Pueblo, y jamás su hombría de bien ni su temple de luchador descendió ni un grado del alto puesto que sus virtudes le conquistaron.

Durante los primeros días de la represión inhumana llevada a cabo en esta ciudad, después de los sucesos de octubre, el ciudadano Pomés pudo comprobar, desgraciadamente, hasta qué punto puede llegar la pasión y la crueldad de cierta gente.

Y, desde entonces, su salud, ya minada, empeoró gradualmente, hasta bajar al sepulcro.

El acto del sepelio, que fue civil, tuvo lugar el sábado por la tarde, asistiendo en el mismo una multitud como pocas veces nos ha sido dado ver en esta ciudad.

Entre los asistentes anotamos el diputado a Cortes por la Esquerra don Domingo Palet y Barba, el alcalde popular y todos los concejales de Esquerra y del partido federal, que componían el consistorio suspendido.

Los republicanos hemos perdido un hermano y un gran compañero.

Descanse en paz el ciudadano Juan Pomés Alzamora, y reciban su viuda e hijos y demás familiares, nuestro más sentido pésame.

En la estación del ferrocarril del Norte, en el vecino pueblo de Viladecaballs, al pasar el tren descendente que llega a esta ciudad a las nueve y minutos de la noche, un hombre de aspecto misterioso bajó del convoy, creyendo, sin duda, que había llegado al punto de destino, y fue a parar bajo las ruedas del tren, las cuales le cortaron las piernas. Recogido por varias personas se le aposentó nuevamente en el tren, pero al llegar a esta ciudad, el desgraciado había ya expirado.

El Juzgado procedió a la identificación del muerto, encontrando en el bolsillo de su chaqueta una cédula personal a nombre de Pedro Rodríguez López, de 45 años, natural de Alboloduy (provincia de Almería), y domiciliado en la calle de Santa Magdalena, de Tarrasa.
Acudió la ambulancia de la Cruz Roja, llevándolo al depósito judicial.

No hay comentarios: