Los republicanos
izquierdistas de esta ciudad organizan con autocares un viaje a la capital
valenciana para el próximo sábado, con el fin de asistir al mitin que el día
siguiente se celebrará en la plaza de toros de la mencionada capital en el cual
tomará parte el insigne republicano don Manuel Azaña.
Actualmente es muy
crecido el número de las inscripciones, teniéndose la impresión que todavía
aumentará considerablemente.
El ciudadano Juan Pomés
Alzamora (he aquí otro republicano íntegro de las filas egarenses, que acaba de
pasar los umbrales del más allá misterio).
El ciudadano Pomés fue,
desde muy joven un republicano entusiasta, habiendo desempeñado durante su ya
larga vida de lucha política, varios e importantes cargos directivos de la masa
republicana agrupada bajo las banderas de la Casa del Pueblo, y jamás su
hombría de bien ni su temple de luchador descendió ni un grado del alto puesto
que sus virtudes le conquistaron.
Durante los primeros
días de la represión inhumana llevada a cabo en esta ciudad, después de los
sucesos de octubre, el ciudadano Pomés pudo comprobar, desgraciadamente, hasta
qué punto puede llegar la pasión y la crueldad de cierta gente.
Y, desde entonces, su
salud, ya minada, empeoró gradualmente, hasta bajar al sepulcro.
El acto del sepelio,
que fue civil, tuvo lugar el sábado por la tarde, asistiendo en el mismo una
multitud como pocas veces nos ha sido dado ver en esta ciudad.
Entre los asistentes
anotamos el diputado a Cortes por la Esquerra don Domingo Palet y Barba, el
alcalde popular y todos los concejales de Esquerra y del partido federal, que
componían el consistorio suspendido.
Los republicanos hemos
perdido un hermano y un gran compañero.
Descanse en paz el
ciudadano Juan Pomés Alzamora, y reciban su viuda e hijos y demás familiares,
nuestro más sentido pésame.
En la estación del
ferrocarril del Norte, en el vecino pueblo de Viladecaballs, al pasar el tren
descendente que llega a esta ciudad a las nueve y minutos de la noche, un
hombre de aspecto misterioso bajó del convoy, creyendo, sin duda, que había
llegado al punto de destino, y fue a parar bajo las ruedas del tren, las cuales
le cortaron las piernas. Recogido por varias personas se le aposentó nuevamente
en el tren, pero al llegar a esta ciudad, el desgraciado había ya expirado.
El Juzgado procedió a
la identificación del muerto, encontrando en el bolsillo de su chaqueta una
cédula personal a nombre de Pedro Rodríguez López, de 45 años, natural de
Alboloduy (provincia de Almería), y domiciliado en la calle de Santa Magdalena,
de Tarrasa.
Acudió la ambulancia de
la Cruz Roja, llevándolo al depósito judicial.
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