viernes, 28 de junio de 2019

La Vanguardia, Edición del miércoles, 27 noviembre 1935, página 7


JUSTICIA MILITAR

Consejo de guerra por los sucesos de octubre en Tarrasa

En el salón biblioteca de la División se reunió ayer el consejo de guerra de oficiales generales para juzgar a los procesados por los hechos revolucionarios de octubre, en Tarrasa.

Los procesados son Juan Llach Feliu. Miguel Oraltela Voltá, Miguel Palet Martí, Jaime Salellas Salado, José Petxamé Salado, Pedro Ciurana Font, Juan Maten Treguant, Luis Saló Sotus, Rafael Vilaplana Vicens, Valentín Puigdoménech Busom, Jaime Comadrán Castells, José Arenillas Benedito, Samuel Morera Rivas, Samuel Morera Blanco, Antonio Marujo Forniells, Miguel Marín Forniells, Jaime Soler Puig, Laureano Navarro Bertrán, Rafael Zapater Bendeto, Andrés García Martínez, Vicente Forns Espiu, Juan Seguí Arró, José Elias Caixa y Miguel Save III.

El apuntamiento, que es muy extenso, señala que las actuaciones del Juzgado militar se iniciaron en 30 de octubre del pasado año, y dice que el día 22 del referido mes de octubre el capitán de la Guardia civil don José Negrete tuvo noticias de que en la Casa del Pueblo de Tarrasa había armas escondidas, de las que se habían utilizado en el movimiento revolucionario. Por este motivo, rompiendo los precintos de la Casa del Pueblo, procedió a efectuar un minucioso registro, que dio por resultado encontrar en un patio nueve bombas cilíndricas y cartuchos de Remington. Debajo de la tarima del salón de sesiones del mismo local fueron hallados 31 Remington, 10 Winchester, dos carabinas Monserrat, sistema Máuser; dos sables del ejército, dos machetes, una bayoneta triangular y cuatro porras da madera. También se incautó de un plano de la ciudad, con unos trazos en tinta roja con nombres en cada división, como si se tratara de los encargados de la vigilancia de aquellas secciones.

Auxiliado por funcionarios de la brigada municipal, el capitán Negrete, de la Guardia civil, penetró en los pisos altos de la Casa del Pueblo, en donde creyó que encontraría más armas escondidas; pero no fue así. Tan sólo en una caja de la sala biblioteca fueron halladas 686,29 pesetas en billetes, plata y calderilla. En el tejado fueron hallados una pistola del 6,35, inservible; cuatro revólveres, 200 cartuchos para Remington y Winchester, y en cada arma había una bala en la recámara. Se pasó a continuación a leer las declaraciones de los procesados, y se dio lectura asimismo a la diligencia de registro efectuada en el Ayuntamiento, donde fueron hallados cinco revólveres, 18 armas más, de varios tipos; 115 cartuchos, siete armas blancas, un cesto con cartucheras y varios carnets del Somatén, todo silo junto a la caldera de la calefacción.

A continuación, se leyeron las declaraciones prestadas a plenario por los procesados, en las que consta que el ex alcalde de Tarrasa, don Samuel Morera, se presentó ante la autoridad militar el 7 de febrero del corriente año. Dijo desconocer que estuviese reclamado, y aseguró que en todo momento cumplió las órdenes y obligaciones que tenía por el cargo, de mantener el orden público de la población a toda costa. Hizo resaltar que, por lo importante, en número, de la ciudad de Tarrasa, se vio obligado a movilizar el Somatén para guardar la ciudad el día 6, ya que la Guardia civil quedó acuartelada, y de guardias de Asalto sólo contaba con diez números y un cabo.

Terminada la extensa lectura del apuntamiento, lectura que duró más de dos horas, a petición del letrado señor Muñido, defensor del ex alcalde, se leyó la alocución que la emisora Radio Tarrasa radió la noche del 6 de octubre. De ella se desprende que en Tarrasa no se hizo proclamación alguna del «Estat Català», y sí tan sólo se dio cuenta de la proclamación hecha en Barcelona por el Gobierno de Cataluña, y de la conveniencia de que todos los ciudadanos procuraran que no se alterase el orden, en tanto se veía en qué acababa la resolución adoptada por la Generalidad.

Se procedió a leer el oficio por el cual la Alcaldía requirió al cabo del Somatén para movilizar estas fuerzas, a fin de guardar el orden en la ciudad y evitar que se destruyeran los templos y con objeto de custodiar los establecimientos públicos.

Terminada la lectura de los documentos aportados por la defensa, se suspendió la vista por unos cinco minutos, a fin de que se buscara, para leerla, la lista de los elementos que integraban el Somatén el día 6 de octubre.

Al reanudarse la sesión se procedió al interrogatorio del ex alcalde don Samuel Morera. Este, a preguntas de su defensor, contestó que el mes de junio de 1934, cumpliendo órdenes de la Generalidad, procedió a la recogida de armas del antiguo Somatén y las guardó en el Ayuntamiento. Que se enteró del movimiento huelguístico de los días 5 y 6 por unas hojas que se hicieron circular por la ciudad anunciando unas manifestaciones, las cuales prohibió, y ordenó a los escasos guardias con que contaba que las disolvieran, como así lo efectuaron, practicando, además, buen número de detenciones.

Explicó que movilizó el Somatén, porque con los diez guardias con que contaba no podía responder del Orden público, ya que había el precedente de que en otros movimientos extremistas había sido asaltado el Ayuntamiento.

Aseguró, además, que se opuso a la libertad de los presos que se le comunicó llevar a cabo el 6 por la noche.

Dijo que en la Consejería de Gobernación había un hombre que a él no le inspiraba ninguna confianza, ya que eran enemigos personales él y Dencás.

A preguntas del fiscal contestó que suponía el contenido de unas cartas circulares de la Consejería de Gobernación, que le ocupó la Policía y por ello no las cursó, y que si compró armas fue para repartirlas entre el Somatén y defender la ciudad.

Declaró a continuación Jaime Salellas Salvat, que dijo que estaba de acuerdo con lo declarado por el alcalde, y a preguntas de la defensa explicó que fue objeto de malos tratos por la columna volante que mandaba el capitán Negrete, ya que le abrieron la cabeza a golpes.

Contestó al presidente que no presentó una denuncia, pero sí que se quejó de los malos tratos al capitán Vidal y Ribas, y más tarde, ante el jefe de la cárcel, se negó a firmar una declaración, que le obligaban, bajo amenazas, explicando que la Guardia civil estuvo al margen de estos malos tratos.

El letrado señor Fernández Ros solicitó del Tribunal que constara en acta todo lo declarado y se sacara testimonio de tanto de culpa de los malos tratos, para las responsabilidades que haya lugar.

Jaime Comadrán declaró sentado, a petición de su defensor, debido a que padece una enfermedad.

La presidencia le hizo explicar la forma en que fue maltratado, y dijo que se encontraba algo enfermo, en su casa, de donde le sacaron para llevarle al Ayuntamiento, y después de encerrarle en un cuarto le preguntaron dónde se encontraba el alcalde, y al contestar que lo ignoraba, unos guardias, con las carabinas, y otros con las porras, le apalearon todo el cuerpo. Explicó que dio cuenta de esto al señor Vidal y Ribas, y que la Guardia civil y la tropa dijeron reprobar la actuación de aquella columna volante. Las defensas hicieron constar al Tribunal que aportaban como testimonio las fotografías del estado de sus procesados, por las palizas recibidas.

José Pechamet explicó asimismo que fue objeto de malos tratos y que, para arrancarle una declaración, en una de las noches que se le llevaron unos guardias, le amenazaron con aplicarle la ley de fugas.

Juan Mateo, cabo del Somatén de Tarrasa, declara que, cumpliendo órdenes del alcalde, movilizó el elemento civil, repartió armas y organizó la defensa de la ciudad, y que, de madrugada, al sonar las sirenas del Ayuntamiento, fue retirado el Somatén y recogido nuevamente el armamento, que se depositó en el Ayuntamiento.

Explicó también que fue testigo de los malos tratos a sus compañeros y que reconocería a los guardias de Asalto que se dedicaban a apalear a los presos.

En este momento se produjo un incidente entre el defensor señor Muñiz, Fernández Ros y la presidencia, y el señor Muñiz, con energía, pidió que en la sesión de la tarde compareciera el jefe de la columna móvil, ya que entendía que la sentencia que pudiera dictar el Tribunal dependía de la forma como fueron arrancadas las declaraciones.

El presidente lo hizo constar en acta.

Desfilaron a continuación Miguel Palet, consejero de Cultura, que fue el que llevó la alocución a la Radio de Tarrasa; Valentín Puigdoménech, Laureano Navarro, Antonio Marín, Andrés García, Jaime Soler y Rafael Sabater, que fueron interrogados por sus defensores, explicando su detención en el tiroteo frente a la cárcel, al intentarse la fuga de presos, y dicen ser ajenos a aquel hecho, ya que eran meros transeúntes.

Otro nuevo incidente se produjo entre los cinco defensores y el Tribunal, al solicitar los primeros la comparecencia de diversos testigos, y finalmente el presidente accedió a que declarasen, desfilando el alcalde gestor de Tarrasa, el secretario y el doctor don Joaquín Carreras, médico municipal que estuvo preso y procesado en este asunto, que atestiguó lo de los malos tratos y explicó que a los procesados se les deban las declaraciones a firmar habiendo sido redactadas previamente, sin ningún interrogatorio.

Declaró también el empleado municipal señor Farreiro, y a las dos menos cuarto da la tarde se suspendió la sesión, para continuarla a las tres y media.

A la hora fijada se reanudó la vista de la causa, informando el fiscal.

Este, en sus conclusiones provisionales, calificó los hechos de auxilio a la rebelión, en grado de frustración, solicitando penas de diez años de prisión para el ex alcalde y cuatro procesados más; diez penas de ocho años para otros tantos procesados y nueve de seis.

Como se expresará el defensor del ex alcalde y de otros procesados, don Rafael Muñiz, en forma que la presidencia estimó inconveniente, ésta dio orden de que la sala quedara completamente desalojada de público y de representantes de la Prensa, prosiguiéndose al consejo a puerta cerrada.

Las defensas leyeron sus informes, solicitando la absolución de sus patrocinados. Acto seguido terminó el consejo, reuniéndose el Tribunal para deliberar.

Según nuestras noticias, el consejo de guerra, después de amplia deliberación, dictó sentencia condenando a los procesados Samuel Morera y Juan Mateu a la pena de doce años; a Valentín Puigdoménech, a diez años, y a José Arenillas, Miguel Savé, Carlos Guardiola, Antonio Marín, José Soler, Laureano Navarro, Rafael Zapater, Andrés García Martínez, Vicente Font, Miguel Carantela. Jaime Salilles, José Petxamet, Juan Seguí, Pedro Ciurana, Luis Solé, Rafael Vilaplana y Juan Llach, a seis años.

Por la misma sentencia se absuelve a los procesados Jaime Comadrán, Samuel Morera y Miguel Palet. Dicha sentencia no será firme hasta que haya sido aprobada por el auditor y por el general de esta División.

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