jueves, 8 de junio de 2017

El Diluvio, Edición martes 12 de septiembre de 1933, pág. 9

Lo del Hospital de Tarrasa

LOS CULPABLES NO PUDIERON RECHAZAR LAS IMPUTACIONES QUE LES FUERON HECHAS.

En el salón de la Alcaldía de Tarrasa verificóse el careo de acusadores a consecuencia de la grave denuncia contra las religiosas del Hospital.

Ha quedado demostrado que el Hospital-Casa Caridad de Tarrasa es feudo de monárquicos y reaccionarios que, parapetándose en aquel establecimiento benéfico, persiguen implacablemente a los humildes que allí se albergan, si aquellos tienen simpatías por ciertas personas o son de filiación republicana.

La indignación del pueblo es unánime y pide para los autores de la salvajada una justicia ejemplar.

Recientemente en el despacho de la Alcaldía y en presencia de autoridades tuvo lugar el careo de heridos y familiares que formularon las denuncias de los señalados como primeros responsables de este delito de barbarie.

Las acusaciones terminantes que los atropellados sustentaron no pudieron ser rechazadas por los encartados en la responsabilidad.

Cuando un señor distinguido (?) en este inhumano caso – cuyo nombre insertábamos anteayer-, trató de atenuar o justificar una actitud de cretino que había adoptado con la madre de un herido, un hijo de ésta, de 12 años, que le acompañaba por la senda del dolor y que estaba presente en la entrevista, se encaró ante el cínico protagonista, con la sinceridad de la infancia, y con todo el imperio acusador de un corazón puro le dijo:

-Cuando usted dijo aquello a mi madre, si yo hubiese sido mayor le aplasto la cabeza.

La culpabilidad quedó demostrada durante la entrevista, en la cual nada consiguieron desvanecer de las denuncias formuladas por los heridos a las primeras autoridades de Cataluña.

La Generalidad envió un delegado especial a Tarrasa, a fin de que interviniera en la cuestión y sea planteado en hecho ante los representantes de la ley con toda severidad.

Veremos que pasa.


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