viernes, 14 de febrero de 2020

Crónica Social, edición sábado 16 de mayo de 1.936, pág. 2


LA EXPLOSIÓN DE ANOCHE.

A las 10’35 de ayer noche un fuerte y seco estampido aumentado por el eco y el silencio del momento sembró el pánico al vecindario de la ciudad y alrededores.

Las gentes asomadas en balcones y ventanas preguntábanse la causa del estruendo. Los que en aquella hora estaban levantados se congregaron en las calles y plazas con el estupor en el rostro. Los más ansiosos de noticias se dirigieron directamente al Ayuntamiento, donde también se ignoraba lo ocurrido. A las once menos cuarto una llamada telefónica desde la “Masía Freixa” solicitando la asistencia de la autoridad, hizo dirigir nuestros pasos a la citada propiedad del final de la calle Volta.

Uno de los primeros que llegó al lugar del suceso fue nuestro particular amigo el sargento de infantería de complemento don Domingo Domingo, el cual, acompañado del vigilante nocturno del barrio, dio una batida por aquellos alrededores, sin resultado.

Seguidamente acudieron fuerzas de la guardia civil, policía y guardia municipal que examinaron el lugar donde había sido colocado el artefacto, comprobando que se trataba de un cartucho de alarma, que al explotar había incendiado unas cañas secas.

El autor o autores del hecho, según las huellas, saltaron el muro de la parte trasera de la propiedad, colocando el cartucho en medio del jardín, lo que más cerca que pudieron del chalet vivienda del industrial don José Freixa, a unos treinta metros del edificio, suponiéndose no se acercaron más gracias a las luces exteriores que le circundan.

Según varias versiones oídas en el lugar del suceso parece que el señor Freixa tiene un conflicto pendiente con obreros de su fábrica, pertenecientes al ramo de Industrias Textiles, cuya solución debía discutirse hoy.

Hasta altas horas de la noche una enorme multitud se congregó delante de las puertas de la Masía, estando los señores Freixa acompañados de las autoridades, amigos y periodistas, que se felicitaron de que el reprobable hecho no tuviera consecuencias graves.

RIÑA.

A primeras horas de esta tarde, procedentes de la capital u para tratar asuntos de negocios, visitaron el establecimiento de confitería y pastelería que tiene instalado el señor Obiols en la calle Quemada, J. Teixidó Gual, vecino de Badalona, que vino junto con otro señor, actuando ambos como representantes de la casa donde prestan sus servicios. Los visitantes no pudieron ponerse de acuerdo con el propietario del establecimiento, iniciándose una discusión violenta que degeneró en riña, resultando los contendientes heridos y contusionados.

Advertida la policía y la guardia municipal de lo que ocurría acudió al lugar del suceso restableciendo la paz y acompañando a los que resultaron contusionados al Dispensario, siendo apreciadas a Francisco Obiols una herida inciso contusa en el ángulo del ojo derecho, y contusiones diversas en distintas partes del cuerpo, y a Juan Teixidó, distinción del dedo pulgar de la mano izquierda y heridas contusas en la pierna izquierda.

La policía ha prestado la correspondiente denuncia al Juzgado.

DENÚNCIA DE UN ROBO:

Ayer, José Vilaplana, se personó en la Comisaría local de policía de esta localidad, para denunciar que a las 11 de la noche del pasado miércoles, mientras su esposa se encontraba en la cocina de su casa, Bajo Plaza, 29, ocupada en sus quehaceres domésticos, le pareció advertir unos ruidos extraños en el piso superior; un poco alarmada abandonó la cocina para averiguar lo que sucedía, encontrándose al dirigirse a la escalera que conduce al piso superior, que en aquel preciso momento franqueaba la puerta de la casa, un desconocido, llevando un gran bulto debajo el brazo y al verse descubierto, escapó por la calle Bastard. Temiéndose la esposa del Vilaplana lo que había sucedido subió a las habitaciones del primer piso, pudiéndose en seguida darse cuenta del hecho. El desconocido era un ladrón que había desvalijado los muebles, apoderándose de varias prendas de vestir, de algunas joyas y de una cantidad en metálico, siendo el valor de lo robado en conjunto, de unas mil pesetas.

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