martes, 17 de septiembre de 2019

La Vanguardia, Edición del miércoles, 22 enero 1936, página 7


Manifestaciones del gobernador general

El gobernador general, señor Escalas, recibió a los periodistas a primeras horas de la tarde.
—Sin noticias que comunicarles—les dijo—, les recibo para no estar tantos días sin comunicación con ustedes, ya que los echaba de menos.

Esta mañana, he tenido el sentimiento de dar el pésame al cónsul general de Inglaterra por la muerte del rey Jorge V.

Después—agregó—, he de darles una buena noticia: los obreros de Tarrasa entraron al trabajo sin dificultad.

Sigo ocupándose del informe del Tribunal de Casación sobre la provisión de plazas de secretarios judiciales, y de ver cómo se pueden proveer las notarías vacantes en Cataluña, que son muchas, y también he estado trabajando en el asunto de los traspasos, que hoy ha de discutir en Madrid la Comisión Mixta.

El señor Escalas dijo también que se estaba ocupando de la situación de la cárcel de Barcelona, acerca de la cual ha recibido varias quejas, y de todas aquellas cosas de interés general que se hallan pendientes y en las que ha de entender el Gobierno general.

—¿No ha dictaminarlo todavía—se le preguntó—la Comisión Jurídica Asesora en lo referente a la reposición de los ayuntamientos?

—Aún no—contestó el señor Escalas—, Y no debe extrañar que no conteste a los requerimientos que me hacen algunos periódicos, porque, hallándome pendiente de este informe, no puedo todavía formar juicio sobre un tema que también me han planteado, como ya saben ustedes, los alcaldes, en nombre de los cuales recibí al señor Arnau Cortina.

—-Es que las elecciones se aproximan...—insistió el repórter.

—Eso no es culpa mía. Esto es un pleito que tiene más de jurídico que de político, y, naturalmente, si no se oye más que a una de las partes, parece que tiene razón. Además, ha de tenerse en cuenta que la ley que se invoca es anterior a la que está vigente, que es la ley municipal catalana. Esto no significa, por mi parte, ganas de demorar ni entretener las cosas. Quiero hacer constar, una vez más, que yo estoy al margen de toda combinación electoral y política que se haga.

—¿Y qué nos dice usted del carnet electoral?

—Se ha hablado de él muchas veces, y todos ustedes saben, tan bien como yo. lo que hay sobre esto. He dicho otras veces que en estas elecciones no es obligatorio, pero puede ser un documento útil.

—¿Pero las personas que se presenten a votar con carnet tendrán el voto indiscutible?

—Yo no he dicho eso. Quien lo ha de determinar es la Junta del Censo, que se rige por una ley genera! y, después, cada mesa electoral, que tiene su criterio propio, y si ésta aprecia el carnet como documento de identidad, claro que habrá de ser válido.

El señor Escalas terminó su conversación con los periodistas sin agregar nada más de interés.

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