martes, 7 de mayo de 2019

El Siglo futuro. 2/10/1935, n.º 18.414, página 26.


El conductor del tren, muerto; siete heridos graves y otros de menos importancia

TARRASA, 2. —Alrededor de las nueve de la mañana, dos vagones de un tren de mercancías que cargado de piedra y tierra se dirigía a Tarrasa, se desprendieron del convoy al llegar a las cercanías de la estación.

Como en aquel sitio existe una pendiente muy pronunciada, los vagones emprendieron velocidad vertiginosa en dirección a Rubí.

Al llegar a la estación de Las Fonts, en el término de Tarrasa, el jefe de la misma comunicó lo ocurrido a Rubí, solicitando que no se diera salida al tren de viajeros que tiene su llegada a Tarrasa a las nueve en punto; pero no se pudo evitar, ya que el tren había salido minutos antes.

El maquinista de este convoy, al llegar a la recta que existe en el trayecto, y llevando una velocidad de costumbre, se dio cuenta de que por la misma línea bajaban los vagones citados a gran velocidad. Entonces, dando muestras de gran serenidad, hizo funcionar los frenos automáticos y paró el tren, Inmediatamente dio marcha atrás, con el propósito de llegar a Rubí y tomar otra vía.

A pesar de los esfuerzos del maquinista del tren de viajeros, los vagones desprendidos del tren de mercancías alcanzaron al otro, chocando violentamente contra la locomotora, quedando uno de ellos empotrado, y el conductor quedó envuelto entre los restos de los vagones, la máquina del tren de viajeros y tierras que transportaban los primeros.

Otros restos penetraron en un coche de segunda clase, alcanzando a varios viajeros.

Con la rapidez posible se personaron en el lugar del accidente el forense de Tarrasa y varios médicos municipales, que procedieron a asistir a los viajeros.

El conductor del tren de Tarrasa resultó muerto. Se llamaba Emilio Canalis, de cuarenta años, casado, vecino de Sarria.

El cadáver del maquinista fue trasladado a la estación de Rubí.

Resultaron heridos Faustino Adell, de cincuenta y cinco años, que sufre probable fractura de la columna vertebral, siendo su estado gravísimo. Es empleado de la Compañía, y hoy se encontraba con licencia; Juana García, de treinta y tres años, casada, tiene contusiones en una pierna; María García, de treinta, heridas en la pierna izquierda, de pronóstico reservado; Juan Macla, de cincuenta y dos, heridas en la cabeza y pierna izquierda, de pronóstico reservado; Adolfo Pujadas, de veinticinco, lesiones en la pierna izquierda, tercio inferior, de pronóstico reservado; Juan Tona, de treinta y seis, heridas en el brazo izquierdo, de carácter leve, y Pedro Batalla, de veinticinco años, lesiones en la región nasal.

La mayoría de los heridos son vecinos de Barcelona, que marchaban a Tarrasa con motivo de celebrarse el mercado semanal.

Se sabe que hay otros heridos, a los que no fue preciso la asistencia facultativa y que pasaron a sus domicilios.

El accidente ha causado gran sensación en Tarrasa.

Se dedicaron grandes elogios a la conducta del conductor del tren de viajeros, que logró aminorar la catástrofe, pagando con su vida el cumplimiento del deber.

 —Mencheta.

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