El conductor del tren, muerto; siete heridos graves y otros
de menos importancia
TARRASA, 2. —Alrededor
de las nueve de la mañana, dos vagones de un tren de mercancías que cargado de
piedra y tierra se dirigía a Tarrasa, se desprendieron del convoy al llegar a
las cercanías de la estación.
Como en aquel sitio
existe una pendiente muy pronunciada, los vagones emprendieron velocidad
vertiginosa en dirección a Rubí.
Al llegar a la estación
de Las Fonts, en el término de Tarrasa, el jefe de la misma comunicó lo
ocurrido a Rubí, solicitando que no se diera salida al tren de viajeros que tiene
su llegada a Tarrasa a las nueve en punto; pero no se pudo evitar, ya que el
tren había salido minutos antes.
El maquinista de este
convoy, al llegar a la recta que existe en el trayecto, y llevando una
velocidad de costumbre, se dio cuenta de que por la misma línea bajaban los
vagones citados a gran velocidad. Entonces, dando muestras de gran serenidad,
hizo funcionar los frenos automáticos y paró el tren, Inmediatamente dio marcha
atrás, con el propósito de llegar a Rubí y tomar otra vía.
A pesar de los
esfuerzos del maquinista del tren de viajeros, los vagones desprendidos del
tren de mercancías alcanzaron al otro, chocando violentamente contra la
locomotora, quedando uno de ellos empotrado, y el conductor quedó envuelto
entre los restos de los vagones, la máquina del tren de viajeros y tierras que
transportaban los primeros.
Otros restos penetraron
en un coche de segunda clase, alcanzando a varios viajeros.
Con la rapidez posible
se personaron en el lugar del accidente el forense de Tarrasa y varios médicos
municipales, que procedieron a asistir a los viajeros.
El conductor del tren
de Tarrasa resultó muerto. Se llamaba Emilio Canalis, de cuarenta años, casado,
vecino de Sarria.
El cadáver del
maquinista fue trasladado a la estación de Rubí.
Resultaron heridos
Faustino Adell, de cincuenta y cinco años, que sufre probable fractura de la
columna vertebral, siendo su estado gravísimo. Es empleado de la Compañía, y
hoy se encontraba con licencia; Juana García, de treinta y tres años, casada,
tiene contusiones en una pierna; María García, de treinta, heridas en la pierna
izquierda, de pronóstico reservado; Juan Macla, de cincuenta y dos, heridas en
la cabeza y pierna izquierda, de pronóstico reservado; Adolfo Pujadas, de
veinticinco, lesiones en la pierna izquierda, tercio inferior, de pronóstico
reservado; Juan Tona, de treinta y seis, heridas en el brazo izquierdo, de
carácter leve, y Pedro Batalla, de veinticinco años, lesiones en la región
nasal.
La mayoría de los
heridos son vecinos de Barcelona, que marchaban a Tarrasa con motivo de
celebrarse el mercado semanal.
Se sabe que hay otros
heridos, a los que no fue preciso la asistencia facultativa y que pasaron a sus
domicilios.
El accidente ha causado
gran sensación en Tarrasa.
Se dedicaron grandes
elogios a la conducta del conductor del tren de viajeros, que logró aminorar la
catástrofe, pagando con su vida el cumplimiento del deber.
—Mencheta.
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