miércoles, 14 de abril de 2021

La Vanguardia, Edición del martes, 20 abril 1937, página 1 y 2

El criminal bombardeo causó numerosas víctimas entre la población civil.

La agresión.

Aprovechando, sin duda, el estado atmosférico, un trimotor faccioso venía volando a gran altura desde el mar, muy pegado a la costa y protegido por las nubes bajas. Tan pronto se encontró sobre tierra comenzó a arrojar bombas de pequeñas dimensiones, cayendo los primeros artefactos, y después, atravesando el puerto, el aparato se dirigió hacia la Avenida de Francisco Layret, donde viró en redondo cuando se encontraba sobre la primera bocacalle, para dirigirse nuevamente al mar, desapareciendo a poco en el horizonte. Durante este trayecto, recorrido en pocos segundos, desde el avión fueron arrojadas de treinta a cincuenta bombas, que al estallar ocasionaron lamentables víctimas entre la población civil y escasos desperfectos en algunas edificaciones.

Una bomba sobre un tranvía.

Donde más víctimas resultaron del criminal bombardeo fue en la parte baja de la Avenida de Francisco Layret, en su desembocadura al Paseo de Colón.

En dirección descendente venía un tranvía del disco 29, con bastantes pasajeros, y al tomar la curva existente frente a la Aduana, uno de los proyectiles estalló junto al vehículo, cerca de la parte delantera del mismo, y la metralla alcanzó al conductor del coche, Sebastián Pérez Montserrat, produciendo heridas gravísimas.

El tranvía siguió su marcha, sin mando, y como es natural, en el interior del vehículo hubo el consiguiente pánico a consecuencia de la rotura de cristales que siguió a la detonación, y de la que resultaron algunos pasajeros heridos y lesionados. Sin duda por este motivo nadie se dio cuenta de que el tranvía seguía su marcha y posiblemente podía sobrevenir un accidente todavía de mayores consecuencias, cuando el guardia de Asalto, Evaristo Rubio, que pasaba por aquel lugar, al darse cuenta de lo que ocurría, y con grave exposición de su vida, montó en el coche y consiguió detener la marcha del mismo.

Inmediatamente fue organizado el auxilio a los heridos, que en su mayoría fueron trasladados a la Casa de Socorro de la calle Barbará, donde el infortunado tranviario dejó de existir.

Los daños materiales.

Desde luego podemos decir que los daños materiales causados por el bombardeo no tienen la importancia que en un principio se creía ya que como se trataba de bombas de muy poco peso, ni la fuerza expansiva de los gases, ni la metralla arrojada por las mismas, produjeron desperfectos de consideración.

Algunos artefactos atravesaron cobertizos de poca consistencia, estallando en el interior de algunas edificaciones, pero, como ya decirnos, sin ocasionar destrozos dignos de mención.

Muchas de las bombas cayeron en el mar y otras sobre el adoquinado de las calles y allí puede comprobarse la poca fuerza de las mismas ya que los agujeros producidos por las explosiones de referencia, no alcanzan a diez centímetros de profundidad.

En el extremo de uno de los cobertizos que sufrieron los efectos del bombardeo, se hallaba el guardián de un retrete allí instalado, procediendo a la limpieza del mismo, en el momento que uno de los artefactos caía sobre el techado de aquél. La bomba hizo explosión en el primer choque, por cuyo motivo el guardián de referencia sufrió únicamente los efectos del susto consiguiente.

Al lugar de las explosiones acudieron agentes de servicio, guardias y muchas otras personas, las cuales recogieron los heridos, que fueron trasladados a los dispensarios más próximos, donde fueron asistidos por los médicos de guardia.

Trágico balance: seis muertos y cuarenta y nueve heridos

Aparte el gran número de heridos, a consecuencia da la criminal agresión de] domingo, hubo seis personas muertas, una de las cuales, Agustina Díaz Gallego, de 65 años, con domicilio en la calle de Claris, 104, falleció a consecuencia de la impresión recibida.

El guardia de Seguridad de la primera Compañía de Servicios locales, llamado Francisco Colado Rodas, condujo al Hospital General al obrero de unos talleres, llamado Pedro Sánchez Torralba, quien falleció en el benéfico establecimiento a los pocos momentos de ingresar en él.

También perdieron !a vida, a consecuencia de las heridas recibidas por la metralla facciosa, además del conductor del tranvía Sebastián Pérez Montserrat, de 25 años, Pascual Fiore y José Castells, este vecino de Gramanet del Besós.

Ayer, por la tarde, en el Hospital General, falleció a consecuencia de las heridas recibidas en el criminal bombardeo, Francisco Dachs.

Los heridos.

Los heridos hospitalizados en el Clínico son los siguientes:

Lars Bechman, de 26 años, y David Biernoff, heridas de pronóstico grave; José del Corazón Expósito, de 50, domiciliado en la calle de Partagás, 55, grave; Pedro Garulla Rubinat, de 12, con domicilio en la calle de Ausias March, 53, tercero, reservado; Ramón Alemany Ros, de 36; José Lozano Narro, de 76, habitante en la calle de Galileo, 48, bajos, reservado; José Laimón Vilavendrell, de 22, del cuartel Bakunin, reservado; Francisco Singler López, de 19, domiciliado en la calle de Carretas, 56, bajos, reservado; Juan López Murillo, de 34, con domicilio en la calle de la Manigua, 13, cuarto, primera, reservado; José Balcells Guillen, de 23, habitante en la calle de Carlos Isern, de Sabadell, reservado; Rosa Junyent Barati. de 17, habitante en la calle Parlamento, 15, portería, reservado; Jaime Sallés Costa, de 24, con domicilio en la calle de Borrell, 49, reservado; Migue! Letamendia Aramburo, de 23, con domicilio en la calle de Mallorca, 269, bajos, reservado; José Barrios Valdero, de 37, vecino de Tarrasa, leve, y Juan Hinojo Pérez, de 36, habitante en la calle de Cirés: 9. primero, segunda, Estos tres últimos heridos han pasado a sus respectivos domicilios.

En el Dispensario del Puerto fueron asistidos:

Juan Masip Lafulla, de 19 años, domiciliado en la calle de Taulat, 82, heridas graves; Juan García López, de 18, habitante en la calle de Taulat, 40, leve, y Ramón Amianto Carmen, de 32, guardia de Seguridad, domiciliado en la calle Parlamento, 47, leve.

En el Dispensario de la calle de Barbará, se prestó asistencia a los siguientes: Carmen Jares, de 16 años, herida de metralla, reservado; Pedro Carulla, de 13, heridas de metralla, reservado; Luis Jiménez, de 70, herida contusa en la espalda, reservado; Antonio Horta, de 35, leve; Jesús Miquel, de profesión cabo de Carabineros, reservado; Antonio Fuentes, de 40, reservado; Marco Dimitri, herido de metralla, grave; Juan Hinojo, de 36, reservado; Juan Solé Prats, de 55, leve; Jaime Valles, de 24, reservado; Francisco Pallisé, de 34, leve; Jesús Arroyo Fernández, de 26, guardia de Seguridad, leve; José Ferrándiz, de 28, leve, y Ángel Brandia, de 42, de las Patrullas, leve.

En el Dispensario de la Barceloneta ingresó José Ruiz Segura, de 40 años, leve, y en el Dispensario de la calle de Taulat, Carmen Gorris Vives, de 16, domiciliada en la misma calle, 71, tercero, segunda, reservado.

En el Hospital Militar ingresaron heridos el cabo de Carabineros Jesús Miguel y el carabinero Donato Galindo.

El carabinero Carlos Merino, que se hallaba de servicio en las inmediaciones donde ocurrió el bombardeo, resultó ileso, acudiendo inmediatamente en auxilio de sus compañeros heridos.

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